1 de octubre de 2015

La relación entre el ARSAT y la pobreza

La zoncera presuntamente bienintencionada y caritativa con que la oposición critica el lanzamiento de los ARSAT, según la cual nuestro país no podría abocarse a tales empresas ya que todavía tiene compatriotas en estado de pobreza, entre otras muchas cosas ignora que, justamente, el desarrollo tecnológico de punta constituye uno de los caminos para que el conjunto de la sociedad salga de la pobreza.
La sociedad sueca en 1600 era un mundo campesino, cubierto por la nieve, con tres meses de actividad agraria al año, en la que los pobres diseminados en el campo se morían literalmente de hambre. Una monarquía semibárbara, hegemonizada por una aristocracia castrense, se lanzó a la guerra de los Treinta Años, asolando la tierra tudesca (Deutchsland). Para ello, convirtió a las unidades productivas agrarias (el gård), ociosas durante el invierno, en fundiciones para los cañones y demás instrumentos bélicos, transformando durante unos meses, a los peones y campesinos en obreros siderúrgicos. Ese fue el origen del industrialismo sueco y de su peculiar capitalismo, que funda el primer banco central del mundo en 1668. 
Trescientos años después no había logrado superar la miseria y las hambrunas de su campesinado, lo que dio lugar a que el 25% de su población rural (un millón de súbditos) debieran emigrar, principalmente a los EE.UU. Pero, ese país pobre producía y exportaba ya hierro y acero, especializándose en maquinarias agrícolas -la empresa Alfa Laval es característica de esto- y estableciendo la enseñanza estatal obligatoria -fue el primer país europeo en hacerlo-. La especialización en la industria eléctrica, en la ingeniería mecánica y en el papel, a fines del siglo XIX produjo nuevamente un salto productivo.
Toda esa acumulación recién se convirtió en un beneficio para los sectores más débiles de la sociedad a partir de 1930, al ser el primer país que, bajo el gobierno del socialdemócrata Per Albin Hansson, aplica los criterios económicos planteados por Keynes, para convertirse, merced a su neutralismo, en la Suecia equitativa y distribucionista que se hizo famosa en el mundo entero después de la Segunda Guerra Mundial.
El dato histórico vale simplemente como ejemplo de que el desarrollo científico tecnológico es el único camino capaz de sacar a un país del estancamiento agrario y de la economía agroexportadora.

2 comentarios:

Gerardo Fernández dijo...

Lástima que Caparrós no dijo eso y que algún vivo trucó una declaración suya de 2012 ligada a la recuperación de las Malvinas.

http://www.lanacion.com.ar/1448770-martin-caparros-malvinas

Ojo, lo podría haber dicho tranquilamente, pero lo de ayer es un truco. No lo dijo

Julio Fernández Baraibar dijo...

Buena observación. La corrijo puesto que nadie puede ser acusado de pecados que no ha cometido, aunque haya cometido otros.