“La integración latinoamericana no
debe depender de lo ideológico”
El “sueño” histórico
de la integración latinoamericana hoy es un proceso en marcha y “la
tarea más importante de esta generación. Ningún país tiene
destino; sin integración son nada”, sentencia Julio Fernández
Baraibar, entrevistado por esta revista en su reciente visita a
Tandil donde disertó en el marco del 6to Encuentro del Pensamiento
Nacional que organiza todos los años el político oficialista Rubén
Sentís. Baraibar es asesor por partida doble, del secretario de
Cultura de la Nación, Jorge Coscia, y en temas históricos en la
Casa Nacional del Bicentenario, e integrante del Instituto Nacional
de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego,
creado por la presidenta Cristina Kirchner; allí está a cargo de
actividades académicas y de las relaciones internacionales.
Ideológicamente, proviene de la izquierda nacional: “Soy discípulo
de Jorge Abelardo Ramos y de Jorge Spilimbergo”, define.
Nativa: -¿Por qué
dice que no hay destino sin integración?
J. F. Baraibar:
-Como discípulo de Jorge A. Ramos yo aprendí de muy joven que
nuestro país no tenía destino, sino era con el conjunto de los
países latinoamericanos. De Ramos aprendí el concepto de la Nación
latinoamericana y los últimos 30 años de mi vida me he dedicado a
investigar y profundizar este concepto. Para mí, la tarea de la
integración continental de los países latinoamericanos es la más
importante de la generación presente y de las futuras generaciones,
porque ninguno de nuestros países está en condiciones de enfrentar
a las poderosísimas fuerzas internacionales; todos, inclusive
Brasil, son débiles frente a ellas. El concepto de estado nacional
tal como se lo conoció durante el siglo19 y parte del siglo 20 ha
caducado, ya no son los países los que juegan como tales en la
política internacional, sino que son los grandes aglomerados
continentales los que protagonizan la política internacional: es la
Unión Europea, EEUU y Canadá, China, la Federación Rusa, los
países del sudeste asiático, que tienden a agruparse y formar
instituciones unificadores. Argentina, Brasil, Uruguay, Bolivia,
Chile no son nada en la política internacional sin estar integrados
a un gran contexto latinoamericano.
-¿Cómo define el
actual momento histórico para la integración?
-El momento que estamos
atravesando es el de mayor integración, el de mayor convergencia de
los distintos países en que se fragmentó la heredad iberoamericana
después de las guerras de la Independencia y de la batalla de
Ayacucho. No hay momento anterior a este en donde se haya producido
un proceso de unificación, de coincidencias y de voluntad política
de construir una nueva unidad como la que se está viviendo en estos
días. Desde hace 10 ó 12 años y sobre todo a partir del Mercosur,
de una manera incipiente cada país comenzó a ser cada vez más
consciente de que sin integración no eran nada. Y en ese sentido el
actual momento es de una potencialidad histórica como nunca hemos
vivido y es el único camino y la política más importante que los
gobiernos pueden encarar, el de acelerar y profundizar este proceso
de integración que debe ser estructural. Hay que generar las
condiciones objetivas para que esta integración latinoamericana no
pueda ser desecha. Hay que generar caminos, estructuras ferroviarias,
de transporte, financieras, militares, políticas, culturales,
científicas, educativas que hagan imposible para cada uno de los
países, en un futuro, separarse de esta integración.
-En ese plano de las
concreciones materiales, da la impresión de que se ha avanzado poco
y se ha avanzado mucho en las acciones políticas.
-En las acciones
políticas se ha avanzado muchísimo, pero también se ha avanzado en
algunos aspectos que eran impensables hace 20 años. Hoy existe una
instancia militar suramericana, hoy los ejércitos de Sudamérica
tienen una organización en la cual discuten las situaciones
estratégicas que se le presentan a la región. Eso no existía. Hoy
por primera vez existe sin la presencia de los EEUU. Existen
avanzadas negociaciones que en cualquier momento se van a resolver de
crear el Banco del Sur, una integración financiera de todo el
continente. Hoy se están haciendo negocios hacia dentro del
continente en plata del continente no en dólares, esto significa una
independencia del patrón dólar. De manera que yo no creo que sea
sólo política o por así decirlo verso el tema la
integración latinoamericana, creo que se ha acelerado profundamente,
y es por esa razón que Colombia y Chile con dirigentes y gobiernos
de puntos de vista distintos y en algunos casos hasta enfrentados con
otros de la región, apuestan a la integración.
-Eso fue una sorpresa,
en alguna medida.
-Que Sebastián Piñera
sea un presidente chileno mucho más propicio a la integración
continental que los de la Concertación a mí no me sorprende, porque
a los gobiernos de la Concertación los unía una concepción
puramente ideológica; Piñera es un hombre de negocios, nos guste o
no nos guste, por lo tanto lo que a él le preocupa es la realidad
concreta de los negocios y la realidad concreta de Chile es que
afuera de América latina no puede hacer negocios. Es la objetividad
de las cosas, es el proceso económico, la integración económica y
estructural, que le vendamos gas a Chile, que LanChile tenga una
situación de tranquilidad y armonía en América latina para poder
hacer sus negocios, todo eso es lo que determina que Piñera sea un
decidido impulsor de la integración, mucho más que los gobiernos de
la Concertación que seguían determinados por el histórico
aislacionismo chileno basado en la idea de que Chile es distinto y
distante del resto de los países latinoamericanos. Eso se ha roto y
lo rompió un presidente de derecha, conservador, que representa los
intereses económicos chilenos, mientras que los que representaban
sectores populares no fueron capaces de dar este giro copernicano a
la visión geopolítica de Chile.
-¿Cuáles son las
amenazas o las debilidades de este proceso de integración?
-Las debilidades son lo
que se llama la asimetría de los países. Los más grandes y
poderosos económicamente tienen que tener especial cuidado y
dedicación con las relaciones con los países más pequeños como
Paraguay, Uruguay y Bolivia, porque desde una perspectiva puramente
comercial cualquiera de estos países puede ser comprometido en un
Tratado de Libre Comercio (TLC) con los EE.UU. por muy poco dinero,
y cualquier tratado de libre comercio que establezcan estos países
con EE.UU. rompe el proyecto de integración latinoamericana. Para
dar un ejemplo, hoy Paraguay está enojado y con razón por ciertas
trabas a las exportaciones paraguayas a la Argentina. A la Argentina
ese comercio le representa 16 millones de dólares, una moneda, y por
una moneda no podemos nosotros poner en riesgo la permanencia del
Paraguay en el Mercosur y en el contexto latinoamericano. Lo mismo
podría decir del Uruguay, y aquí cabe mayor énfasis porque está
presidido por un hombre que apuesta todos los días a la integración
y su oposición interna en el Frente Amplio y la externa apuestan a
romper este proceso de integración. Tanto Tabaré Vázquez, como el
partido Blanco y el Colorado están apostando a un TLC con los EE.UU.
-¿Y las amenazas
cuáles son?
-Las amenazas es EE.UU.,
la única amenaza que tiene el continente, que es un potencia
agresiva, belicosa, que donde actúa lo hace por medio de la fuerza
militar y que por ahora tiene demasiadas complicaciones en todo el
mundo, pero el petróleo, el tema del agua, los recursos forestales
etc, es algo que en algún momento se le va a presentar como un
objetivo estratégico y ya sabemos que lo decide militarmente. Para
Brasil, es fundamental la integración sudamericana por esta razón,
porque de caer Chávez, vía golpe militar, elección o una invasión
norteamericana, Brasil pasa a ser un país limítrofe con los EE.UU.
Y esto es algo que Brasil, su gobierno, el Estado Mayor militar
brasileño no lo pueden permitir bajo ningún concepto, Brasil tiene
que tener un colchón de amortiguación entre su país y los EE.UU.
De ahí la apuesta que ha hecho a la integración latinoamericana El
principal interesado en que Chávez o el chavismo permanezcan en
Venezuela es Brasil. Ellos saben que la Amazonia no puede limitar con
EE.UU., porque si no va a suceder lo que sucedió con México, se van
a quedar con el 35 por ciento de su territorio.
-En los últimos 8 a
10 años aproximadamente se han dado en la región gobiernos de
similar signo político, de centroizquierda, a mi juicio esto ha
ayudado mucho al proceso integrador, creo que han sido una de las
principales energías para desarrollarlo, ¿qué puede pasar si hay
cambios, si pierde Chávez, si pierde Correa en Uruguay, el
kirchnerismo en la Argentina, por ejemplo?
-No hubo nunca en el
continente una coincidencia tan similar como ha ocurrido en estos
últimos 10 años. Perón, en la década del 50, lo tenía a Getulio
Vargas en Brasil con quien quería establecer un acuerdo estratégico,
pero nunca coincidían exactamente en el gobierno Perón y Vargas. En
el único momento en que coinciden, Getulio está muy rodeado, muy
amenazado por un Parlamento contrario y por el sistema exportador
brasilero que califica a la política integracionista argentina como
expansionista, como imperialista. Luego se suicida Getulio, cae Perón
al año siguiente y todo eso se evapora. Nunca como ahora entonces
hubo una similitud que le dio una sinergia especial a este proceso de
integración. Yo insisto en que este proceso no puede depender
exclusivamente de las coincidencias ideológicas entre los gobiernos,
porque cuando esos gobiernos cambien todo el proceso se va al
demonio. Puede ser acelerado o ayudado por coincidencias ideológicas,
pero tiene que ser estructural y que dependa de que el fluir de los
negocios y de la actividad económica se desbarata si se rompe esa
integración. La integración de un proceso económico que haga
imposible que alguien pueda hacer negocios fuera del sistema.
-¿Usted cree que en
ese camino se está yendo?
-Claro que es así. ¿Por
qué se soluciona el conflicto entre Venezuela y Colombia, que casi
lleva a una guerra?, porque las economías de Colombia y Venezuela
están integradas, el principal comprador de los productos
industriales textiles de Colombia es Venezuela, para dar un caso. Los
países están yendo en ese sentido. Brasil puede quejarse, y Clarín
le da un altoparlante por supuesto, pero Brasil no puede romper el
Mercosur y Argentina tampoco. Toda nuestra industria está
básicamente orientada al Mercosur, son nuestros principales clientes
y viceversa, más allá de estas permanentes broncas de si vendí más
o menos. Que fabriquemos repuestos que se usan en los autos
brasileros es fundamental, lo mismo que usemos en nuestros hospitales
agujas hipodérmicas que se fabrican en Ecuador.
-La energía en este
proceso integrador se nota, se ve claramente en los Ejecutivos
latinoamericanos, ¿qué otros sectores están también
protagonizándolo?
-Los principales sectores
que lo movilizan en los diferentes países son en primer lugar los
vinculados a la producción. Hay vastos sectores de la actividad
productiva de la industria argentina que se han desarrollado gracias
a todo este proceso. Hoy Venezuela ha convertido a muchas empresas
familiares de productos agromecánicos que eran para el consumo
interno en empresas que exportan a Venezuela. Hay un déficit de los
sectores intelectuales; en general, los que no están vinculados a la
tradición más nacional de la Argentina no ven con precisión este
fenómeno. Siguen pendientes de las tendencias intelectuales europeas
y norteamericanas y pierden de vista este objetivo estratégico de la
Argentina que la a vez es un objetivo estratégico del pensamiento y
de la reflexión nacional. De los partidos políticos argentinos que
tienen representación parlamentaria yo diría que el que más
claridad tiene sobre estos temas y más lo ha desarrollado y hace
reuniones y explica y trata de formular una doctrina es el partido
oficialista y los grupos que integran el partido oficialista. En la
oposición lo que se ve es que utilizan las dificultades que existen
en la integración como elementos para combatir al gobierno. El tema
de la integración no les interesa.
-¿Y las
universidades?
-Y si hay un lugar en
donde ese déficit de reflexión y de energía sobre el tema de la
integración es evidente y es un déficit que casi clama el cielo es
en las universidades. Y ni que decir en la Universidad de Buenos
Aires (UBA) que vive aislada de lo que son los principales problemas
de la época de la Argentina y de la región. Hay algunas
universidades, más nuevas, que han tomado el tema con seriedad, como
las de Lomas de Zamora, Lanús, 3 de Febrero, pero las grandes
universidades históricas y nacionales de la Argentina como la del
Litoral, la de Córdoba, la de Buenos Aires, no les asignan la menor
importancia y donde menos importancia le dan a este tema es en las
facultades de Ciencias Económicas que han sido copadas a revólver
por el sistema neoliberal y eso por ahora no se ha modificado para
nada. Es más, uno de los temas centrales de los sectores juveniles
vinculados al gobierno en la universidad es modificar el programa de
estudios de las facultades de Ciencias Económicas y plantear no el
tema liberal, monetarista, ortodoxo, sino los grandes temas de una
economía nacional a escala ampliada.
Mayo 2012
Entrevista realizada
por Sergio Salerno,director de la revista Nativa –salud,
ambiente y ciudadanía-,de Tandil, Argentina.
nativa_tandil@yahoo.com.ar
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