La voluntad presidencial
de consolidar dos grandes desafíos
Durante las últimas semanas Cristina Fernández
de Kirchner, por un lado ha ratificado su permanente compromiso con la causa de
la integración latinoamericana, y, por el otro, ha enunciado medidas destinadas
a reintegrar a las FF.AA. a las políticas de Estado dirigidas a la
industrialización del país.
La reunión de la UNASUR, en Cochabamba, y la
posterior reunión del Mercosur, en Montevideo, sirvieron para ratificar la
profunda unidad y coincidencias estratégicas entre los gobiernos de la región,
frente a la insólita y descabellada
provocación a la que fue sometido el continente, en la persona del presidente
de Bolivia Evo Morales.
Hemos sostenido que el incidente respecto al
vuelo del avión presidencial boliviano ha establecido un antes y un después en
la historia de las relaciones entre América Latina y Europa. La violación
flagrante de todos los códigos diplomáticos propios de los países civilizados,
la amenaza a la integridad física del presidente Morales y la ruptura culpable
del derecho al asilo político, un instituto que nuestro continente ha levantado
como bandera, recibieron una condigna respuesta de nuestros presidentes e,
incluso, de un organismo caracterizado por la permanente presión norteamericana
como la OEA. Los gobiernos de Francia, España, Portugal y Austria se
convirtieron en meros instrumentos de una llamada “operación de inteligencia”
tendiente, supuestamente, a impedir el viaje de un ex agente que había
denunciado el espionaje norteamericano sobre esos propios gobiernos europeos.
La crisis del sistema capitalista impuesto a partir de los años '70, con la
hegemonía del capital financiero y el neoliberalismo del Consenso de
Washington, ha arrollado las viejas conquistas del “estado de bienestar” con el
que Europa pretendía publicitar su superioridad ante el sistema soviético y ha
puesto punto final a los pujos terceristas que la unidad europea intentó
expresar en vida de Charles de Gaulle.
No sería de extrañar que, detrás de este
insensato incidente, se escondan las intenciones agresivas del imperialismo
norteamericano contra las conquistas alcanzadas por los latinoamericanos en los
últimos lustros. La unidad y contundencia de la respuesta de la región es, por
ahora, un freno importante a tales intrigas.
FF.AA y producción
El nombramiento de Agustín Rossi al frente del
ministerio de Defensa hizo pensar en novedades respecto a la política
presidencial para las FF.AA. Un ministro con un perfil políticamente tan
marcado no podía implicar una designación circunstancial. Inmediatamente a
ello, la propia presidenta expresó, en distintas ocasiones su voluntad de que
este instrumento casi definitorio del estado nacional tuviera un papel en el
proyecto de recuperación y reindustrialización del país.
El nefasto papel cumplido por los altos mandos
militares, de todas las armas, durante la dictadura cívico militar de 1976
expuso a las FF.AA. a un merecido enjuiciamiento por parte del Estado y de la
opinión pública. Los juicios por violación a los DD.HH restablecieron, y
continúan haciéndolo, la justicia sobre los uniformados que violaron el
principio sanmartiniano de no derramar sangre de hermanos y entregaron el país
a la voracidad imperialista.
Pero era y es necesario tener unas FF.AA. al
servicio de las grandes políticas nacionales. La unidad latinoamericana y la
reindustrialización del país son los dos pilares de esas políticas y la
decisión presidencial es incorporarlas a esos objetivos estratégicos.
Para ello será necesario modificar los
programas de estudio de los colegios y escuelas militares. Desterrar de esa
enseñanza el mitrismo que ha dado forma al pensamiento cipayo castrense en la
Argentina. Incorporar a la misma la interpretación de nuestra historia que
surge de los grandes movimientos populares del siglo XIX y XX, desempolvar al
San Martín inodoro, incoloro e insípido forjado por Mitre para reemplazarlo por
el firme y claro político del Acta de Rancagua, por el gobernador de Cuyo que
no vaciló en expropiar las pertenencias de las familias pudientes para
construir su ejército libertador, aunque la leyenda mitrista llame a ello “la
donación de las damas mendocinas”.
Ha habido, es digno de destacar, una política
dirigida a integrar a las carreras de oficiales a jóvenes -hombres y mujeres-
provenientes del interior del país y de familias de menores recursos. Eso ha
cambiado la composición de los cuadros. Se hace necesario que organismos
creados por la presidenta, como el Instituto Nacional del Revisionismo
Histórico Argentino e Iberamericano Manuel Dorrego, participen en la
formulación de los programas de estudio y en la enseñanza de los futuros
oficiales de unas FF.AA. destinadas a la
defensa, ya no del país, sino de Suramérica, cuyas riquezas naturales y las
políticas independientes y soberanas del último decenio la han puesto en la
mira de los intereses imperialistas, como lo ha demostrado el incidente con el
presidente Evo Morales.
Brillante!! extraordinario tu análisis, como siempre Julio y que buena la foto, impactante...uno se queda primero ahí..Felicitaciones. Comparto el artículo.
ResponderBorrarVamos coincidiendo, me pareciò màs que acertada la designaciòn de A. Rossi, justamente eso ya indicaba el nuevo perfil que la Presidenta habìa pensado para las FFAA.Lo comparto y gracias siempre por tu generosidad .
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