¿Es necesaria una
nueva Doctrina Drago?
Cipriano Castro |
En el año 1902 el
presidente Cipriano Castro declaró la moratoria de su deuda externa.
La caída en los precios internacionales del café obligaron a su
gobierno a suspender el pago a sus acreedores internacionales. La
respuesta de los acreedores fue inmediata. Las flotas de Alemania e
Inglaterra bloquean las costas venezolanas y amenazan a sus puertos.
Al bloqueo se suman todos los países con acreencias contra
Venezuela. Italia, en primer lugar y posteriormente Francia, España,
Bélgica, Holanda y Estados Unidos se presentan como acreedores y
exigen ser considerados juntos a los países agresores.
Cipriano Castro venía
del estado andino de Táchira. Por su actuación en las guerras
civiles que asolaban la región había obtenidos sus galones
militares. Después de convertirse en el principal caudillo de las
provincias andinas de Venezuela, el general y sus amigos se
encaminaron hacia Caracas y en 1899 la Revolución Liberal
Restauradora, por él encabezada, derrocó al debilitado presidente
Ignacio Andrade y se convirtió en presidente hasta noviembre de
1908, cuando su compadre Juan Vicente Gómez inicia su larga dictadura que durará hasta 1935.
El gobierno de
Cipriano Castro unificó el país y puso fin a las guerras civiles
que lo habían azotado desde el final de la Guerra de la
Independencia, impuso una centralización del gobierno que terminó
con los caudillismos locales, modernizó el ejército, se hizo cargo
de la deuda externa e intentó diversificar la economía venezolana
dependiente exclusivamente de las exportaciones cafetaleras. Para esa
época Venezuela era el segundo productor mundial de café, después
de Brasil.
El bloqueo naval
europeo incluyó enfrentamientos bélicos con bombarderos sobre los
puertos de La Guaira y Cabello, así como la destrucción casi total
de la flota venezolana.
Interpelado por
varios gobiernos latinoamericanos, el presidente yanqui Teodoro
Roosevelt -“Es con voz de Biblia o verso de Walt Whitman / que
habría que llegar hasta ti, / Cazador”, le había dicho Rubén
Darío- declaró la no pertinencia de la aplicación de la Doctrina
Monroe en el caso de potencias europeas que no venían a reconquistar
antiguas colonias. La Doctrina Monroe y el TIAR, como se sabe, han
sido instrumentos retóricos que solo han servido para que EE.UU. los
interprete según su exclusivo interés. La tierra natal de Bolívar
se enfrentaba sola a la voracidad de los tenedores de bonos.
Luis María Drago |
El ministro de
Relaciones Exteriores del presidente Julio Argentino Roca, Luis María
Drago -un jurista conservador y con un espíritu en el cual aún
sobrevivía la vieja épica de las Guerras de la Independencia-
presentó al mundo su punto de vista que expresaba el de su gobierno:
los estados no tenían derecho a intervenir militarmente contra otro
estado con la finalidad de cobrar deudas financieras. Fue una voz
pequeña, en relación a los intereses y potencias que estaban en
juego, pero poderosa. Algunos años después, la Doctrina de nuestro
canciller, inspirada además en las reflexiones del gran jurista
rioplantense, Carlos Calvo, sería establecida como jurisprudencia en
La Haya. Venezuela no olvidó nunca el gesto argentino y Hugo Chávez
tuvo oportunidad de recordarlo varias veces desde su tribuna
presidencial.
Las decisiones
asumidas por el juez de primera instancia de Nueva York, Thomas
Griesa, y por la Corte Suprema de Justicia norteamericana, en favor
de los fondos buitres, están exigiendo el establecimiento, por parte
de las naciones sometidas al chantaje de la deuda, una nueva doctrina
Drago, una actualización que ratifique la soberanía nacional por
encima de los crapulosos y minoritarios intereses especulativos y
condene estas maniobras. El periodista Alfredo Zaiat ha publicado en
Página 12 de hoy (28/06/14) un interesante artículo exponiendo al
público argentino lo que se conoce en la legislación norteamericana
como Doctrina Champerty. La misma establece la prohibición de
comprar documentos de créditos vencidos con la finalidad de
interponer una acción judicial reclamando el pago de estos.
Tratado de Westfalia y el nacimiento de los Estados Nacionales |
Algo en ese sentido,
y que rescate la supremacía de los estados nacionales por sobre los
intereses corporativos internacionales, está exigiendo el novedoso
conflicto en que se encuentra nuestro país. El concepto de estados
nacionales surgido del Tratado de Westfalia no puede ser aplastado
por el imperio del interés compuesto y los derivados financieros.
Buenos Aires, 28 de
Junio de 2014
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