José Martí
Recordar la fecha de nacimiento de un hombre público no puede ser otra cosa que repasar el significado que su vida tuvo en la de sus contemporáneos o la posteridad. Con esto queremos decir que no somos proclives, por formación filosófica y hasta por pudor, a celebrar el cumpleaños de quienes nos han dejado o a realizar afirmaciones como “Rosas vive”, “Perón vive” o “Evita vive”. Esos tres importantes seres humanos están muertos, ya no pueden incidir con sus acciones en el devenir histórico y lo importante que queda de ellos es y será la memoria y el respeto de sus paisanos, como gustaba decir Jauretche.
Néstor Kirchner hubiera cumplido hoy 61 años. Pero falleció hace cuatro meses, dejando al pueblo argentino en un duelo que no tenía igual desde la muerte de Hipólito Yrigoyen, de Eva Perón o del General Juan Domingo Perón. Y lo único que, desde el papel en blanco, podemos hacer en su homenaje es recordar su fugaz, singular y decisivo paso por la política grande de la Argentina.
Hace ocho años, Néstor Kirchner se convirtió en presidente sin partido de un país sin Estado, como en perfecta expresión lo definiera Alberto Guerberof. Treinta y cinco años de implacable dictadura -política, en parte, y económica siempre- liberal imperialista, habían llevado a la Argentina a una crisis sin parangón. Los monetaristas habían dejado al país sin dinero. Los aperturistas de nuestra economía habían cerrado los bancos y hasta los cajeros automáticos. El Estado era un miserable gendarme, de uniforme raído y gorra torcida, incapaz de imponer una multa por cruzar un semáforo en rojo.
Sobre esa mínima base de poder y con la sola confianza en la voluntad popular y la capacidad de lucha que en ella se genera, Néstor Kirchner levantó, lentamente, con astucia y arte, la dignidad del Estado nacional y la autoridad de la presidencia. Dotó de contenido concreto a un cargo que había sido vaciado y mancillado. Se hizo verdaderamente cargo del timón de la nave republicana y ofreció una bitácora de viaje para quienes lo sucediesen.
En Mar del Plata, en la Cumbre de 2005, hizo público lo que el conjunto de nuestro continente ya sabía por dolorosa experiencia:
“Nuestro continente, en general, y nuestro país, en particular, es prueba trágica del fracaso de la teoría del derrame”.
Y, junto con otros presidentes de la región, puso punto final a la amenaza del ALCA.
Supo presentir la posibilidad de su muerte, -posiblemente la muerte de Perón le dejase una imborrable enseñanza en su mente- y decidió que fuese Cristina quien le sucediese en el cargo. Ello le permitió morir con la conciencia tranquila de saber que nadie usurparía ya no su herencia, sino su política.
El poeta inglés del Renacimiento, John Donne, nos dejó un inquietante poema:
Ningún hombre es una isla entera por sí mismo.
Cada hombre es una pieza del continente,
una parte del todo.
Ninguna persona es una isla;
la muerte de cualquiera me afecta,
porque me encuentro unido
a toda la humanidad;
por eso, nunca preguntes
por quién doblan las campanas;
doblan por ti.
Esa fue la razón por la que millones salieron hace cuatro meses a llorarlo y a convalidar su mandato. Porque sabían que las campanas de duelo que sonaban sobre la Patria estaban sonando por todos nosotros. Por eso hoy no celebro un cumpleaños ni digo “Néstor vive”.
Lamentablemente Néstor no vive. Afortunadamente nos dejó una política para que la Argentina y América Latina vivan más que nunca.
Buenos Aires, 25 de febrero de 2011
8 comentarios:
Excelente Julio, te felicito en tu análisis... Y un abrazo caraqueño..! Carlos Pesce.
Muy bueno, claro, conciso y pertinente.
Lo he copiado y reenviado vía correo-e.
Un abrazo.
Brillante Julio, profundo sentimiento y sentido político sobre lo que está vivo,abrazo, vivi
Clarisimo tu sentimiento politico de una realidad que nadie esperaba, para sorpresa de muchos y silencio de otros.
Felicitaciones,junto a un fraternal abrazo
Excelente, Julio.
un abrazo
Pastor
HOMENAJE A NESTOR EN SU NATALICIO
Anoche soñé que en el Cielo conversaban Néstor y Dios. Aquí transcribo lo que recuerdo
K: ... lo que pasa es que los peronistas para elegir compañeros de fórmula somos peores que Silvio Soldán eligiendo esposa. ¿Te acordás de Perón - Isabelita?".
Dios: "Es cierto. Por eso deberías haber reformado la Constitución o haberle buscado la vuelta y echar a patadas en el traste a ese tipo.
Y te voy a confesar un secreto: a pesar de lo que digan "Los 10 mandamientos", para mí el peor de los pecados es la traición.
Y ya que estamos con el tema de los 10 mandamientos, ¡qué quilombo hay en tu Congreso! Son tan lentos y contreras que si yo hubiera mandado mis leyes a a probar allí ...en 2000 años recién estarían sancionado la tercera ...":
K: "Hablando de despelotes, ¿cómo solucionastes la sublevación del Demonio?".
Dios: "Me resultó sencillo. Te lo explico: a él le entregué una parte del territorio celestial, que ahora se denomina el Infierno, a cambio de quedarme yo con todos los medios de comunicación. Por eso, es muy sencillo comunicarse conmigo. Vas a la Iglesia y ya me encontrás y encima hice correr la bolilla que estoy en todos lados y escucho a todo el que me reza. En cambio, para contactarte con Satanás es muy complicado. Tenés que beber sangre humana, retorderle el pescuezo a una gallina o clavarle alfileres a un sapo.
Además, a mi se me representa como un abuelito canoso y de barba; un buen tipo, ¡bah! Y al Demonio como un ser macabro y con cuernos que al apoderarse de un hombre le hace girar la cabeza en 180 grados, vomitar y saltar de la cama.
Y todo se debe al marketing.
Aquí tengo que hacerte un reconocimiento por haber propuesto la Ley de Medios. Los diarios, la TV y la radio no se pueden dejar en manos de los opositores".
K: "Bueno, gracias Diosito. Al menos me reconocés algún acierto".
Dios: "No seas tan suceptible, Néstor. Te toreo un poco para hacerte reaccionar y protestar contra el sistema ... así te sentís como en tu casa. Yo se que hicistes un montón de cosas por tu pueblo y que si no hicistes más es porque no te dejaron. Pero ya tendremos una eternidad para hablar del asunto.
Lo que quiero darte ahora son unos consejos para que se los transmitas a Cristina para que sepa como actuar con los traidores. ¿Te acordás cuando en "la última cena" Judas vendió a mi hijo por una monedas? Bueno ... al desgraciado le hice sentir tanta culpa que solito se ahorcó en un árbol.
Ya pasaron dos milenios, ¿y qué recuerdo quedó de Judas? A nadie le importa: no existe ni una estampita suya, ni un souvenir. Todo el merchandaising quedó para mis discípulos leales. Y, lo que es peor, el nombre Judas quedó asociado a la maldad y la traición. No quiero exagerar pero creo que hasta Hitler, Musolini o Franco tuvieron más suerte que él.
¿Cómo pensás que va a terminar Cobos?
www.kikitodulce.blogspot.com
Muy bueno Julio !!! certera amalgama de sentimiento y ciencia política. Un abrazo. Omar.-
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