29 de febrero de 2024

Nuevas alianzas, nuevas tareas, nuevos objetivos

Como dijo Cantinflas (y aquí Gerardo Sofovich le hizo decir a Alberto Irizar sin mencionar la anterior autoría): “Antes de hablar, quisiera decir unas palabras”.

Aquí van.

Lo que los argentinos estamos viviendo es, lisa y llanamente, una contrarrevolución. Las fuerzas de la reacción, es decir la coalición de agroexportadores, grandes productores agrarios, el capital imperialista, el gran capital argentino transnacionalizado, bajo la dirección del capital financiero, ha tomado el poder político del estado nacional y se dispone, en la medida de lo posible, a disolver toda resistencia nacional a su dictadura. Los estados nacionales, tal como han sido conocidos desde su constitución al inicio de la Edad Moderna, son el último obstáculo para la completa hegemonía de la expresión más parasitaria y voraz del capitalismo, el capital financiero.

Es esta etapa aún más brutal en sus objetivos que la dictadura de Videla y Martínez de Hoz y sus sucesores. Aquella, pese a sus criminales métodos, estaba limitada en sus objetivos por un elemental nacionalismo militar que le permitió, por ejemplo, lograr el ciclo completo del uranio enriquecido para nuestras centrales nucleares o que, paradójicamente, cerró su ciclo con una guerra de histórica reivindicación nacional, la Guerra de Malvinas.

Esta etapa no tiene ninguno de esos frenos inhibitorios. Al frente del Poder Ejecutivo hay una persona que carece de toda noción de Patria, de pertenencia a una comunidad nacional, a un acerbo histórico, cultural, artístico común. Vive en las estrechas y arbitrarias leyes de un video-juego manejado desde Silicon Valley, solloza ante símbolos religiosos y culturales extraños, habla como un autoproclamado profeta en la reunión de los hombres más ricos del planeta y se emociona ante un expresidente proteccionista, antiglobalizador y enfrentado a Wall Street, defendiendo, en su reunión, el libre comercio, la globalización y los principios que rigen a Wall Street.

Los resultados inmediatos

Milei es presidente porque el conjunto del PRO, tanto el de Macri, como el de Bullrich o el de Larreta, lo votó en el balotaje. En realidad, la puja entre Macri y Bullrich (Larreta quedó totalmente fuera de juego con el resultado de las PASO) era sobre la manera en que uno u otro podían hacerse cargo de ese gobierno. El propio Macri definió el rejunte libertario de Milei como “un partido fácilmente infiltrable” y se dio el lujo de citar al presidente electo a su propia casa para discutir la formación de un gabinete. Bullrich, con menos llegada a la cúpula del establishment, eligió un camino más melifluo y sinuoso, poniéndose a disposición de Milei, lo que obtuvo reiterados elogios del libertario, que se sentía “apampado”[1] por la posición en que la elección lo había dejado: ser Presidente de la República.

El terrorífico e inútil plan de ajuste lanzado por la dupla Milei – Caputo, sumado a una, involuntaria o voluntaria, incapacidad de administración del aparato del estado ha generado, además de una inflación que supera la de Venezuela -- un país con una economía bloqueada por la principal superpotencia occidental --, un total desbarajuste del sistema político institucional de la Argentina. A ello debe sumarse la caída del consumo de alimentos y de remedios, por la inaccesibilidad de los precios y la total ausencia de control estatal,

·         Se han roto el sistema previsional (una pérdida del 28% de los haberes) y los servicios de la obra social de los jubilados (el ANSES), mientras se pretende convertir a los jubilados por las moratorias en receptores de un plan social.

·         Se ha desfinanciado totalmente el sistema educativo público del país, a la vez que se ha encarecido astronómicamente la educación privada (pudorosamente llamada pública de gestión privada).

·         Se ha desfinanciado a las provincias, llegando, en algunos casos, a una abierta provocación.

·         Se ha clausurado la obra pública.

·         Se ha quebrado el pacto federal que, desde 1853, ha sido el eje de nuestra organización nacional.

·         Se ha intentado soslayar la función del Poder Legislativo y se ha promulgado un DNU cuyos alcances políticos, económicos e institucionales aún no han llegado a establecerse.

La magnitud de los objetivos que esta contrarrevolución se propone son tan magnos y letales que la primera reacción institucional – después de la gigantesca reacción social protagonizada por el movimiento obrero el 24 de enero de 2024 – de la República de 1984 (que aunque manca y coja, es una continuidad de la de 1880) ha sido la rebeldía de las provincias gobernadas por el partido del establishment económico liberal, el PRO.

El movimiento obrero, por primera vez desde los tiempos de la CGT liderada por Saúl Ubaldini, ha ocupado el centro de la escena política, convirtiéndose en la cabeza de la oposición social, de los sectores sociales enfrentados a este proyecto y a los cuales este proyecto condena a la marginalidad. La sucesión de conflictos parciales derivados de la discusión salarial en las paritarias, el cierre de fuentes de trabajo, la caída del consumo y de la producción industrial se han agudizado en estos últimos 30 días. Otro paro general de la CGT -seguramente también con movilización- ya ha sido virtualmente establecido y faltaría solo ponerle fecha.

Pero, a su vez, el PRO, que aparecería como socio del gobierno de Milei, está sufriendo una fuertísima crisis interna, con una virtual ruptura entre el sector, minoritario, liderado por la ministra de Seguridad y el sector mayoritario – que tiene mayor cantidad de gobernaciones, intendencias y miembros del poder Legislativo – liderado por Mauricio Macri, con quien el presidente mantiene una sorda hostilidad, correspondida, a fuer de verdad, por el expresidente.

La desfinanciación del sistema federal, a través de la negativa a enviar los fondos de la coparticipación federal y la oscura maniobra usurera con la provincia de Chubut permitió que Mauricio Macri, jefe político del gobernador Ignacio Torres, maquinase un enfrentamiento que el chubutense supo presentar, en su discurso ante el poder Legislativo provincial, con habilidad y con poderosos argumentos. Y quien salió a enfrentar a Torres, con lenguaje y argumentos propios de un viejo comisario de provincia, no fue otra que Patricia Bullrich, ex candidata presidencial de PRO. “En Chubut no vive nadie, hay nada más que un millón de guanacos” disparó en La Nación+, ante la mirada bovina de los dos paniaguados que la entrevistaban.

Rato después, el gobernador Axel Kicillof, en una conferencia de prensa, expuso la situación de su provincia y se solidarizó con lo dicho por Ignacio Torres. Una por una, las provincias patagónicas primero y el resto de las provincias, después, se sumaron a lo denunciado. Hasta los más remisos, como Pullaro, de Santa Fe, o Frigerio, de Entre Ríos, formaron parte del reclamo.

En el caso de Kicillof, digno es de destacarlo, el gobernador tuvo una prudente respuesta a la pregunta sobre la posibilidad de emitir dinero propio. Sin descartar ninguna medida, advirtió del peligro balcanizador que ese tipo de decisiones implicaban y puso en prioridad la unidad del estado nacional argentino.

Pero el conjunto de los gobernadores de UxP han dejado que el enfrentamiento lo lleve adelante Torres, mientras su actitud se basa en bombardear, en la medida de sus posibilidades legislativas, el DNU en ambas cámaras del Congreso.

Las intenciones de Macri

A esta altura resulta evidente que Mauricio Macri es el motor impulsor de estos reclamos provinciales y de algunas renuncias de funcionarios de segundo rango en el gobierno nacional. En la medida que su plan inicial de “infiltrar” el gobierno de Milei le resultó difícil y viendo el deterioro de la imagen presidencial como consecuencia de su obstinación opuesta a la negociación política, comenzó a acercarse a una solución que implicase el alejamiento del presidente, por renuncia, por juicio político o lo que fuere, y su reemplazo por la vicepresidente Victoria Villarruel, una señora conservadora y representante gremial de los ancianos militares sentenciados y presos con largas condenas. La carencia de un equipo político por parte de la hija y sobrina de militares represores y condenados por sus graves crímenes ilusiona a Macri, deseoso de poner sus Dietrich, Iguacel y demás secuaces en el gobierno.

Esta alternativa que, insisto, Macri mira con delectación tiene tantas dificultades como las que tiene la presidencia de Milei.

La política llevada a cabo por este gobierno hacia las FF.AA. no ha podido ser más nefasta para ellas. Desde la situación salarial, donde un comisario gana más que un general, hasta la genuflexión al Reino Unido por parte del presidente y su canciller, la ínclita señora Mondino, y la claudicación explícita al reclamo de soberanía de Malvinas no le han dado mucho aliento a Milei en el seno de las FF.AA. Por otra parte, existe en ellas un rechazo profundo a involucrarse en asuntos de seguridad interna, como puede ser la lucha contra el narcotráfico. Son conscientes que un cambio en la relación de fuerzas, que saben inestable, los puede poner nuevamente en el banquillo de los acusados. Además, la experiencia en otros países respecto al involucramiento militar contra el narcotráfico ha tenido más éxito en complicar a sectores de las instituciones militares con el mismo, que en su erradicación.

Un gobierno de Villarruel, con un repudiado Macri manejando los hilos, sería un gobierno altamente irrepresentativo y de una legitimidad muy debilitada. El consabido salir de Guatemala, para caer en Guatepeor.

En concreto, por ahora Milei ha logrado dividir al PRO, es decir, al partido que le permitió ganar las elecciones.

El peronismo se mantiene unido

La coalición encabezada por el peronismo, por su parte, ha mantenido su unidad, solo conmovida por la claudicación del gobernador tucumano, Osvaldo Jaldo. La frágil situación económica de la provincia, la debilidad estructural de la industria azucarera y la amenaza – que seguramente se convertirá en una realidad ya que es parte del núcleo ideológico de Milei – de importarla, lo que dejaría a la provincia en estado de vaciamiento económico, han sido las razones determinantes, aunque no justificatorias, de una deserción repudiada por el conjunto del movimiento nacional.

La representación política de la oposición está haciendo su trabajo en el lugar en donde debe hacerlo: en los gobiernos y municipalidades a su cargo y en el Congreso Nacional. La CGT y el conjunto del movimiento obrero y los movimientos sociales – los trabajadores sin salario – son el centro de la movilización y la fuerza popular que ha permitido y permitirá sostener y fortalecer las posiciones parlamentarias y la lucha de las provincias.

El partido Justicialista, bajo esta nueva realidad, se encamina a su reorganización. Es necesario el surgimiento de nuevas alianzas, de nuevas sociedades y de una nueva representatividad. Ya hemos perdido demasiadas elecciones. El peronismo debe alentar la conformación de un nuevo movimiento nacional que exprese las nuevas realidades sociales de la Argentina, pero también las impostergables tareas que permitan el despegue de la totalidad de nuestras fuerzas productivas.

Si en doce años – un período más largo que el de Perón entre 1945 y 1955 – no pudimos terminar con algunas de las instituciones impuestas por la dictadura y Martínez de Hoz, como la ley de Entidades Financieras, no pudimos romper los límites del “stop and go” del proceso de industrialización y no pudimos diversificar nuestras exportaciones, quitándole al negocio agroexportador su capacidad de chantaje sobre las arcas nacionales, nuestro objetivo para el próximo período debe ser reindustrializar a pleno el país, poner valor agregado a todo lo que se pueda, aumentar y diversificar las exportaciones, incorporando sectores que hasta ahora permanecen dormidos o congelados. Es el deber de esta generación de argentinos explotar toda la riqueza argentina que haya para explotar. No hay razones naturales para el desempleo en la Argentina. Nuestra capacidad productiva es, en cierto modo, infinita. El nuevo mundo de la multipolaridad nos está obligando a hacerlo.
Es imperioso terminar el ciclo de las contrarrevoluciones sin haber hecho ninguna revolución. El Papa Francisco tiró algunas ideas en su mensaje a la reunión de los jueces, comenzando por la de la legitimidad de un gobierno:
“No alcanza con la legitimidad de origen, el ejercicio también tiene que ser legítimo. De qué sirve tener el poder si se aleja de la construcción de sociedades justas”.

“El Estado es hoy más importante que nunca y está llamado a ejercer el papel central de redistribución y justicia social”.

“Les pido firmeza y decisión frente a los modelos deshumanizantes y violentos”

Buenos Aires, 28 de febrero de 2024.



[1]    “Apampado” es un término acuñado por Arturo Jauretche, refiriéndose al estado de ánimo de los chacareros en la lujosa oficina de los consignatarios y escribanos del régimen agroexportador: una mezcla de estólida admiración y desconcierto.

16 de febrero de 2024

Quién fue Juan de Mariana

Juan de Mariana fue un jesuita contemporáneo de Lope de Vega y de Francisco de Quevedo, o sea del Siglo de Oro Español.

Era hijo natural del deán de Talavera de la Reina, un pequeño pueblo castellano y una mujer del lugar. Deán era, en el caso del padre de Juan de Mariana, el sacerdote que preside una “colegiata”, esto es un templo católico que, sin ser catedral, tiene un colegio que lo administra.

Vale la pena mencionar que el Concilio de Trento (1545-1563) aún no había establecido el celibato sacerdotal que caracteriza todavía hoy al catolicismo.

Es considerado el Padre de la Historia de España por su libro Historiae de rebus Hispaniae libri XX. Fue un filósofo tomista y llegó a enseñar en La Sorbona. Es el antecedente inmediato al pensamiento de Francisco Suárez y su iusnaturalismo que, con el Victoria y Belarmino, dieron lugar a la concepción del derecho a la resistencia a un poder injusto.

Fue uno de los primeros en denunciar la disminución del peso de la moneda y la inflación para financiar los gastos del estado.

Su pensamiento, en realidad, corresponde al surgimiento de ideas burguesas en el seno de la España de Felipe II, ideas que, merced al parasitismo de la estructura de los Habsburgos y la nobleza hispana, nunca lograron imponerse. Tal es así, que sus ideas llegaron a influir en la Revolución Francesa, a punto de que, según afirma Florence Gaulthier, los aristócratas contrarrevolucionarios llamaban “marianos” a los sostenedores de la Revolución, justamente por el teólogo de Talavera de la Reina. Y agrega la historiadora francesa que el nombre de Marianne como personificación de la República Francesa derivaría del jesuita de Mariana[1].

Este nombre, digno de todo respeto y homenaje, ha sido usurpado por un grupo de neoliberales españoles vinculados al capital financiero peninsular para crear un Instituto epónimo, que goza del aprecio del hombre de doble apellido de LLA, el diputado Alberto Benegas Lynch, un caballero que atrasa 500 años, habida cuenta que nuestro jesuita de Talavera de la Reina falleció en 1624. Por su intermedio, los neoliberales monárquicos de allá, premiarán al loco de la motosierra. El responsable de una inflación del 46% en dos meses recibirá una estatuilla del cura que denunciaba a Felipe II por su devaluación del peso de la moneda.

Buenos Aires, 16 de febrero de 2024



[1] https://www.sinpermiso.info/textos/de-juan-de-mariana-a-robespierre-entrevista

15 de febrero de 2024

El documento de Cristina

La expresidenta ha dado a conocer un extenso documento, lleno de tecnicismos, a efectos de hacer saber su punto de vista personal sobre el actual momento económico caracterizado, desde el título, como Argentina en su tercera crisis de deuda.

Vamos a intentar aquí, desde la perspectiva del movimiento nacional, un análisis político de los aciertos y de los, en nuestra opinión, desafortunados errores que encierra el informe de Cristina Fernández de Kirchner.

El misterio de la inflación

Dados los tiempos que corren, el documento se inicia con una cita de un intelectual argentino que ha servido, últimamente, tanto para un fregado como para un barrido, por parte de ambos lados de la grieta: Juan Bautista Alberdi. Jorge Abelardo Ramos ha descripto la tensión moral del intelectual que ha vuelto al país a los 70 años y, como diputado nacional, debe votar la nacionalización del puerto y la ciudad de Buenos Aires:

“La violencia que Tejedor y Mitre desatan en Buenos Aires contra Avellaneda y Roca aterroriza a Alberdi. Llegado el momento, el diputado avergonzará al pensador. Alberdi flaqueará y votará contra la federalización, como Vicente G. Quesada, bajo la intimidación porteña. El pobre y gran viejo será débil (hablamos del hombre con más coraje intelectual de su tiempo), pero el roquismo comprenderá su actitud; consumada la federalización Alberdi será nombrado presidente de la Comisión bonaerense que elegirá nuevo gobernador de la provincia, en reemplazo del derrotado Tejedor”1.

Gran parte del documento se dedica a explicar las tres grandes crisis de deuda externa sufrida por la Argentina desde 1983: la del final del gobierno de Alfonsín, la de de la Rúa en 2001 y la generada a partir del gobierno de Mauricio Macri. Cristina Fernández de Kirchner define correctamente al nuevo gobierno:

“El nuevo Presidente se declara libertario, anarco capitalista, enemigo del Estado, seguidor de la escuela económica austríaca -corriente de pensamiento que no aplica en ninguna parte del mundo-, su propuesta central durante la campaña electoral fue ajuste y dolarización y sostiene que la principal causa de la inflación es la emisión monetaria para financiar el déficit fiscal. Califica al gobierno de la convertibilidad, a Carlos Menem y a Domingo Cavallo como el mejor gobierno, el mejor Presidente y el mejor Ministro de Economía de la historia y pretende reeditar privatizaciones, aperturas indiscriminadas y desregulaciones sin reparar que el mundo que recibió a Carlos Menem como presidente nada tiene que ver con el actual”.

El punto central de su análisis discute con los economistas liberales la causa de nuestra inflación. Ha sido y es un permanente leit motiv de los liberales que la inflación es causada exclusiva, central y fundamentalmente por la emisión “descontrolada” y el déficit fiscal de un Estado que, según ellos, gasta por encima de sus ingresos. De inmediato comparan la economía de un país inserto en una economía global con la administración de un hogar.

El documento acierta en este punto al poner, de modo un tanto monocausal, a la falta de dólares como causa material y eficiente de nuestra inflación. Digo un tanto monocausal porque, si bien ese es el principal motivo a él se agrega una serie de otras causales coadyuvantes que complican el escenario.

“Lo que tensiona y detona realmente la economía de nuestro país es el déficit en la balanza de pagos que significa, nada más ni nada menos, que la Argentina se empieza a quedar sin dólares.

Ya sea por déficit en la cuenta corriente, cuando las exportaciones no alcanzan a cubrir las importaciones o su saldo es muy exiguo, o por la cuenta capital, cuando se produce su apertura indiscriminada permitiendo el ingreso de capitales especulativos que realizan maniobras de “carr trade” y se terminan llevando más dólares de los que ingresaron al país”.

Sin autocrítica

Lo que se extraña en el documento, habida cuenta de todo lo que ha pasado desde el 2008 a la fecha es alguna sombra de autocrítica, algún juicio reparatorio de los errores que, más o menos, a partir de esa fecha se cometieron sistemáticamente desde el gobierno, tanto en lo económico como en lo político. ¿Por qué se dejó de crecer desde aquellos años? ¿Por qué un dólar bajo permitió un erróneo distribucionismo que financiaba viajes y compras en el exterior? ¿Desde cuándo nuestra economía estaba en condiciones de que empleados administrativos públicos o privados realizasen viajes a Miami o a Europa dilapidando dólares que el mismo mecanismo del “stop and go” hacía imprescindibles para un nuevo crecimiento industrial?

Y aquí aparece otro de los, en mi opinión, errores en el análisis de CFK: el bimonetarismo. Este fenómeno es el resultado, la consecuencia de, justamente, esa escasez de dólares y no su causa.

El otro punto en cuestión es la pertinacia en la crítica a Alberto y al manejo de la deuda que realizó junto con su ministro Guzmán. Esa negociación fue la mejor que se podía llevar a cabo en las condiciones de enorme debilidad financiera que se encontraba la Argentina. Toda la retórica acerca de su cuestionamiento, que puede tener un sólido basamento moral, carece de todo realismo político. El desplante realizado por la vicepresidenta, a través de la provocación del entonces jefe del bloque del FpV, su hijo Máximo Kirchner, de prosperar convertía al gobierno y al país en un proscripto financiero. El FMI no es un conjunto de poderosos acreedores privados. Es el conjunto de la comunidad internacional, incluída China, que nos condenaba al ostracismo y a la pérdida total de crédito. Alberto, de no hacerlo, caía en medio de un descomunal desastre económico.

¿Es Milei un presidente fuerte? 

Por último, y muy correctamente, el documento presenta las consecuencia nefastas para el futuro del país de la posible dolarización que propone, como eje de su programa, el presidente Milei.

En su análisis, que parecería escrito antes de la debacle de la ley Ómnibus, la expresidenta presenta a un Milei fuerte y decidido a llevar adelante su criminal misión. Pero la verdad es que el poder del presidente, a tan solo dos meses de su asunción, se ha debilitado estratégicamente. La CGT, los sindicatos y los movimientos sociales han asumido la representación del conjunto de los sectores populares condenados al hambre y la desocupación y han ocupado el centro de la oposición social al gobierno. Los socios de último momento de La Libertad Avanza tienen más el aspecto de aves carroñeras que de enfermeros de emergencia. La oposición política, aún con dificultades, ha cumplido con su tarea en el parlamento y los apoyos gubernamentales, que parecían sólidos, comienzas a vaporizarse.

Cuando aún no han terminado de desarrollarse las nefastas y liquidadoras consecuencias de su política sobre el conjunto de la clase trabajadora y la clase media de ingresos fijos, sobre las pymes, la ocupación y los salarios, el presidente del 56 % ha sufrido un deterioro que solo puede profundizarse. Macri o Bullrich no son ambulancias. Son una infección intrahospitalaria en un enfermo grave.

Propuestas extemporáneas

Y de yapa, el documento agrega programáticamente una reforma laboral, quince días después de que la CGT y su movilización diera base social al derrumbe de la ley Ómnibus.

“10. Resulta ineludible discutir seriamente un plan de actualización laboral (en negrita en el original) que brinde respuestas a las nuevas formas de relaciones laborales surgidas a la luz de los avances tecnológicos y de un pandemia que trastocó todos y cada uno de los ámbitos de la vida de las personas”.

¿Es hoy el momento de hablar eufemísticamente de una reforma laboral, que es lo que de hecho significa la propuesta? ¿Se ha conversado con el movimiento obrero, con sus dirigentes gremiales, con sus especialistas, sobre este punto? Toda la propuesta tiene el tufillo de una concepción desde arriba, sin consulta de los interesados, en un momento en el que lo principal no es ofrecer propuestas programáticas, que serán motivo de congresos y de ofertas electorales en el momento adecuado. El momento exige estrechar filas y sostener con firmeza lo que hicieron nuestros representantes en el Congreso: la más rotunda y clara oposición a una reforma laboral. Y hasta diría, hablar de la necesaria reforma patronal que clama el particular momento en que vive el mundo.

También plantea la posibilidad de incorporación de capital privado a algunas empresas estatales, cuando eso también estaba en la ley rechazada.

“12. También queremos discutir la integración de la empresas del estado (en negrita en el original) tanto por vía de la participación del capital privado como de las provincias, en el caso de que sus recursos estén afectados a la explotación económica de aquellas, como así su cotización en bolsa para agrega valor y eficiencia bajo la forma de una asociación pública y privada virtuosa”.

Es, por cierto, una propuesta que puede discutirse. Pero no es el momento, habida cuenta que, justamente, la ley Ómnibus rechazada lo planteaba en su mamotrético articulado.

Son dos errores tácticos. El primero ratifica su distancia y desconfianza al movimiento obrero.

El segundo debilita la posición contra las privatizaciones.

Todo el documento, por otra parte, parece dirigido especialmente al sector que se encolumna detrás de la expresidenta y no al movimiento nacional en su conjunto, que espera propuestas estratégicas y tácticas, aspira a que el movimiento nacional exprese desde la totalidad de su compleja composición qué hacer y cómo enfrentar la difícil coyuntura por la que atraviesa el país.

Buenos Aires, 14 de febrero de 2024

1 Jorge Abelardo Ramos, Revolución y Contrarrevolución en la Argentina, tomo 2, Del Patriciado a la Oligarquía, Edición del Senado de la Nación, Buenos Aires, 2006, pág. 164.