6 de octubre de 2009

“Ni la Argentina ni ninguno de nuestros países latinoamericanos es una nación”

Visión. En entrevista con EL LIBERAL, Julio Fernández Baraibar reflexionó acerca de la importancia de la celebración del Bicentenario, antes de la charla que brindará en Santiago del Estero.

Por Martín Brao - mbrao@elliberal.com.ar

El periodista Julio Fernández Baraibar visitará Santiago del Estero, donde ofrecerá hoy a las 20, en la sala anexa del Paraninfo de la Unse, una conferencia titulada Unidad Latinoamericana y Bicentenario, en la que realizará un análisis acerca de la celebración de los doscientos años de la Revolución de Mayo y su relación con el resto de los países del continente.
La organización de la charla de Fernández Baraibar, quien además se desempeña como guionista cinematográfico, escritor y político, está a cargo de María Angélica Ledesma, Gustavo Carreras y el equipo del voluntariado de la Unse. Cabe destacar que la entrada para la conferencia es libre y gratuita.
Antes de su llegada a la provincia, el periodista dialogó con EL LIBERAL y brindó sus puntos de vista acerca de los desafíos en esta nueva celebración, el rol de la sociedad y su preocupación por la integración de la Argentina con el resto de los países latinoamericanos.

- ¿Cuáles son los desafíos que nos plantea el Bicentenario?
- Estos doscientos años, a diferencia del Centenario, nos encuentran abocados al más importante proceso de unificación continental que viven los latinoamericanos, desde la batalla de Ayacucho en 1824.
El Centenario fue la apoteosis de nuestros miserables estados balcanizados e impotentes frente a las grandes potencias de entonces. Fue la apoteosis de la semicolonia inglesa, del régimen oligárquico con estado de sitio y persecución obrera y popular. Fue la culminación de la atomización de la vieja heredad hispánica en pequeños estados nacionales con todos los atributos formales de la soberanía nacional, con sus parlamentos, sus estados mayores de generales entorchados y de bigotes retorcidos, sus teatros de opera y sus atildados embajadores, pero ninguna de las bases materiales para el ejercicio de esa soberanía.
Por el contrario, este Bicentenario llega a nuestro continente, y por ello a nuestro país, en el momento de una apasionante reconstrucción de la unidad continental. Junto al gigante que habla portugués, los pueblos que en 1810 iniciaron su camino independiente, por primera vez se han convertido en un dato imprescindible de la política mundial.
El desafío para los argentinos es tomar conciencia de que, a partir de 2010, Suramérica vuelve a ser nuestra gran Patria, nuestra nación continental común, frustrada por doscientos años de soledad.

- ¿La sociedad tomó real dimensión de la importancia de este acontecimiento?
- Los argentinos, si la pregunta se refiere a nosotros, sabemos, pese a la insidiosa campaña desmoralizadora de los grandes medios comerciales y las mentiras de los sectores del privilegio, que Latinoamérica forma parte ya de la política interna de la Argentina. Pese a lo que diga alguna anciana actriz que oficia de conductora de televisión, lo que ocurre en Honduras, así como lo que ocurre en Brasil o en Bolivia, forman parte orgánica de nuestra realidad y de nuestras preocupaciones. Las celebraciones del Bicentenario, poco a poco, irán manifestando este sentimiento profundo del pueblo argentino. Si el grito de Mayo fue expresión de una rebelión continental, continental será esta fiesta.

- ¿El Bicentenario corre riesgo de pasar sólo como una fiesta cívica?
- Creo que el Bicentenario es, justamente, una fiesta cívica, una fiesta en la que participamos por ser ciudadanos argentinos, miembros de una comunidad organizada estatalmente. Está en nuestra propia conciencia ciudadana profundizar y reflexionar sobre el sentido de esa celebración. Y, seguramente, los festejos y actos oficiales tratarán de recordar ese sentido. Pero el Bicentenario y el 25 de Mayo, junto con el 9 de Julio, son fiestas cívicas por excelencia.

- ¿De qué manera considera que deberíamos recordar este Bicentenario?
- Con la ciudadanía, con el pueblo en las calles y en las plazas de todo el país. Con grandes desfiles cívicos y militares, con fiestas, con cantores y artistas. Deberá haber mesas redondas en todo el país, discutiendo y analizando lo que el Bicentenario significa. Deberá haber puestas teatrales, conciertos y exposiciones pictóricas. Todo ello deberá contar con la presencia de importantes delegaciones de todos los países suramericanos. Sería hermoso ver desfilar a los Granaderos de San Martín con los Llaneros venezolanos de Páez, a nuestros gauchos con los huasos chilenos y los mariachis mexicanos. En suma, sería maravilloso que el conjunto de los pueblos latinoamericanos se reuniese en una fiesta, que como ha dicho Octavio Paz, es una de las características de nuestra cultura.

- ¿Cómo estamos en comparación de otros países latinoamericanos que también celebrarán su Bicentenario?
- Sería una irresponsabilidad animarme a juzgar lo que otros países de la región preparan en términos organizativos. Si sé que Venezuela, Ecuador, Colombia, Uruguay, Paraguay, Bolivia y Chile se aprestan a una gran fiesta con espíritu continental.

- ¿Cree que una república como la Argentina, con apenas 200 años que en términos históricos es poco tiempo, podría autorrotularse “nación”?
- Ni la Argentina, ni ninguno de nuestros países latinoamericanos es una “nación” en el sentido en que se habla de la nación francesa o la nación alemana. Nuestra nación es Latinoamérica. Nuestros países son tan sólo provincias de un proyecto que nuestra generación ha comenzado a construir y que, seguramente, nuestros hijos y nietos podrán disfrutar en su grandeza y soberanía. Este Bicentenario podremos decir con nuestra Marcha Patriótica que “se levanta a la faz de la tierra una nueva y gloriosa Nación”, la de Túpac Amaru, Bolívar, San Martín, Artigas, Sucre, O’Higgins y Abreu de Lima.


Santiago del Estero, 2 de octubre de 2009

1 comentario:

CASPA DE MALDITOS dijo...

Muy bueno Julio!!!