21 de noviembre de 2010


El Sol de Mayo volvió a brillar en las barrancas de Paraná

La sanción presidencial del 20 de noviembre como feriado nacional ha despertado algunos viejos dinosaurios, de distintas especies, que parecían dormidos bajo el manto de su completo aislamiento popular.
Por un lado, algunas voces roncas de jubilados militares y nostálgicos de la cachiporra y el aceite de ricino, califican como falaz la decisión presidencial, basados en una autista representación de la soberanía nacional y de la causa de Malvinas. Siempre fueron iguales. Perón los llamó “bostas de paloma” -porque ensucian pero no dan olor- y “piantavotos de Felipe II” -por su manía hispanista y su desprecio por el microscopio y la higiene-. No representan a nadie en su sano juicio y sería inútil extenderse más en ellos. Nunca entendieron la historia real y mucho menos al pueblo argentino. En realidad, sólo sirvieron de instrumento de las conspiraciones liberales oligárquicas y siempre fueron tirados al inodoro después de usados.

Por el otro lado, convocado por el diario de Mitre, la voz atiplada de Luis Alberto Romero, el gran gurú neomitrista de la Universidad Nacional de Buenos Aires, destila su cipayismo y su resentimiento.

Toda la indignación un poco sobreactuada de Romero, así como su sobreactuado desprecio por los revisionistas, se centra en negar la idea de que haya habido una política de la historia por parte de las clases dominantes de la Argentina. Considera Romero que esto es un invento paranoide de los “nacionalistas” -poniendo en la misma bolsa al general Camps y Jorge Abelardo Ramos- y oculta, de paso, la confesada tergiversación que Mitre utilizó para escribir una historia que eternizara el poder y dominio de su clase social, la burguesía comercial porteña y, posteriormente, la oligarquía terrateniente exportadora.

Cree descubrir la respuesta cuando menciona que José Luis Busaniche -un gran historiador liberal nacional- y Ernesto Palacio -otro gran historiador y político peronista- habían reivindicado la batalla de la Vuelta de Obligado. Pero lo que ni uno, ni otro pudieron hacer, y eso es justamente el valor que ha tenido la decisión presidencial, fuesumar definitivamente esa jornada a la de las grandes fiestas patrias, incorporar esa fecha a los libros de historia de la enseñanza primaria y secundaria y a la formación de los docentes, de manera tal que quede grabada en las generaciones futuras con la misma hondura que lo han sido las batallas de Suipacha, Chacabuco y Maipú. Ya no será más un comentario marginal, en el mejor de los casos, sino que en cada escuela se recordará ese heroico día y a sus bravos combatientes.

La presidenta, en su discurso en la inauguración del monumento conmemorativo, dio continuación a una batalla cultural que se inició públicamente con los festejos del Bicentenario en la Avenida 9 de Julio. Su propuesta de “despojar nuestras cabezas de las cadenas culturales que durante tanto tiempo nos han metido y que son más invisibles y dañinas que los cañonazos” ha abierto una nueva batalla en el lugar donde se dirime hoy la lucha por nuestra independencia y soberanía. La mente y la conciencia de los argentinos ha sido, durante años, el campo de Agramante en el que el pensamiento oligárquico, la resignación frente al imperialismo y una visión europeizante nos impidió pensarnos a nosotros mismos. Desde la tribuna, desde la cátedra universitaria – Luis Alberto Romero es prueba irrefutable de ello-, desde los medios de comunicación y desde los programas de enseñanza en las escuelas públicas y en los colegios militares, Mitre y sus herederos nos acostumbraron a pensarnos como europeos exiliados, nos desvincularon de nuestro pasado suramericano y nos hicieron creer que sólo podíamos resignarnos a ser socios menores y empobrecidos de las grandes potencias hegemónicas.

Esta celebración vibrante, patriótica y llena de futuro que acabamos de vivir en la vera del Paraná desafía desde la más alta magistratura esta visión de esclavos. Restablece la dignidad de nuestra historia, advierte sobre los múltiples aspectos de nuestra lucha por la independencia y aspira a crear una nueva generación de argentinos orgullosos y libres para consolidar una patria suramericana sin excluídos y en democracia.


Es, contra lo que el profesor Romero cree, el patriotismo argentino que se ha despertado para impedir restauraciones oligárquicas. Como nunca en décadas, en la Argentina ha vuelto a brillar el Sol de Mayo.

Buenos Aires, 21 de noviembre de 2010

1 comentario:

Lic. Faustino Velasco dijo...

Precisamente JULIO recibí varios correos electrónicos de estos trasnochados y todos los respondí igual muy breve: "CRISTINA lo declaró feriado ..."

Por otro lado es muy acertada la recuperación histórica que está llevando a cabo CRISTINA; escucho un discurso de ella en un acto (no pude precisar dónde) y menciona a CASTELLI y MONTEAGUDO. ¡Carajo! fuera de nosotros ¡quién los menciona! (sobre todo a MONTEAGUDO)

Abrazo. Faustino Velasco.