18 de marzo de 2022

¿Alcanza con Memoria, Verdad y Justicia?



El 24 de marzo de 1976 yo tenía 29 años. 46 años antes había ocurrido el primer golpe de estado cívico militar de nuestra historia, el del 6 de septiembre de 1930 que derrocó a Hipólito Yrigoyen.

Este año se cumple el mismo lapso de 46 años con el golpe cívico militar que derrocó a Isabel Perón.

Traigo esto a colación porque en mi memoria de aquella época el golpe contra Yrigoyen era algo muy alejado en el tiempo. Si esto era así en la memoria de un joven apasionado por la historia y la política, ¿qué se podía decir del común de la gente? Era algo que había ocurrido cuando los hombres usaban cuello palomita y bastón para ir a la Plaza de Mayo, cuando aún se usaban polainas para proteger los zapatos o, para ser precisos, los botines. No se conocían las zapatillas, los bermudas o las remeras. No existía el concepto de juventud y ningún hombre tuteaba a otro a partir de los veinte años. Los hijos imitaban el modo de vestir y la actitud de sus padres y no había ni guitarra eléctrica ni teclado electrónico. Ni siquiera había discos de 33 rpm.

La fecha del 6 de septiembre era recordada por un grupo de ancianos dirigentes radicales que se reunían en el cementerio de La Recoleta, daban unos soporíferos discursos de anticuada retórica y se iban a su casa.

La pregunta que me surge es si, para las nuevas generaciones, la fecha del 24 de marzo no tiene la misma distancia histórica, la misma antigüedad, el mismo tufillo de cosa arcaica, pasada de moda, de otro siglo. La masividad y presencia juvenil de las manifestaciones que se realizan en esa fecha dan la impresión de que no es así, de que la conmemoración de ese día nefasto y el repudio que esa conmemoración expresa siguen teniendo plena vigencia en las generaciones posteriores.

Pero temo que si a la idea de Memoria, Verdad y Justicia no se le agregan componentes políticos que actualicen el sentido de ese repudio, la fecha termine siendo un mero acto litúrgico. Quiero decir con esto que el programa del 24 de marzo de 1976 sigue teniendo poderosas expresiones políticas con base electoral, que la desindustrialización del país como proyecto puramente agroexportador sigue vigente y que el golpe de estado, los asesinatos y desapariciones no tuvieron otro objetivo que imponer ese proyecto devastador. Tan devastador fue que aún siguen vigentes muchas de las decisiones estructurales que impuso la dictadura: la ley de entidades financieras, la ley de inversiones extranjeras, el Código Aduanero, entre otras.

La oposición argentina, hoy, no expresa otra cosa que la actualización, en las condiciones del nuevo siglo, del programa del capital financiero y el sistema agroexportador que impuso el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 a sangre y a fuego.

Buenos Aires, 18 de marzo de 2022.

No hay comentarios.: