Ni
bien supe que la dirigente social jujeña, una muchacha de la calle a
la que la lucha social y política, más la acción de una política
nacional y popular de parte del Estado Nacional, había convertido en
la abanderada de los derechos sociales de los sectores más olvidados
e invisibilizados de la sociedad de su provincia, la compañera
Milagro Sala, escribí el siguiento post: “La
detención de Milagro Sala es un punto de quiebre. Comenzó la
dictadura blanca y liberal de los ricos sobre los pobres. 1955. 1976.
2016”.
En
estas líneas quisiera ampliar este concepto.
El
10 de diciembre asumió el poder político del estado una banda
integrada por los representantes y los actores directos de los
grandes intereses agrarios, las empresas imperialistas y el capital
financiero. En un mes desplegaron su programa político que, aunque
conocido, habían intentado ocultar durante la campaña electoral. No
quiero extenderme aquí en las medidas económicas desplegadas
durante este período, todas ellas redactadas no en la sede del poder
político del Estado, sino en los estudios jurídicos, los despachos
empresariales y las organizaciones del parasitismo oligárquico. Su
orientación y sus efectos son conocidos por el conjunto de la
militancia nacional y popular, del peronismo y de las agrupaciones
que integran el Frente para la Victoria.
Todo
ese paquete de medidas, impuestas sin la participación del Congreso
Nacional, de dudosa legitimidad constitucional y en contra no sólo
del 49 % que no votó al presidente herniado, han tenido como
finalidad demoler el sistema defensivo nacional construido
dificultosa y parcialmente por los 12 años de la administración de
Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner. Expresan, en las
condiciones nacionales e internacionales del siglo XXI el programa
económico de la Revolución Libertadora y del Proceso de
Reorganización Nacional.
Jujuy
ha sido siempre una provincia en donde las clases dominantes,
capitaneadas por el omnímodo poder del grupo Blaquier, con mayor
evidencia se ha manifestado la naturaleza reaccionaria, racista y
esclavista de un importante sector del capitalismo argentino. Jujuy
es, posiblemente, una de las provincias cuya composición social más
se asemeja a la de Bolivia, con una amplia población, de origen
incaico, sometida a condiciones de superexplotación, donde no habían
llegado, ya no los beneficios de los derechos sociales obtenidos por
el peronismo, sino los derechos ciudadanos establecidos por la
Constitución de 1853. En un oceáno poblacional integrado por
descendientes directos de los pueblos originarios de la región que,
en épocas previas a nuestra Revolución de Mayo, se encontraban
sometidos a la institución colonial de la encomienda, los herederos
y continuadores de aquellos encomenderos habían invisibilizado a las
grandes mayorías que no participaban, ni siquiera, de los derechos
fundamentales a la educación, la salud, la vivienda o el trabajo
digno. Una minoría blanca, de origen criollo o inmigrante, sometía
al conjunto cobrizo de su población. Milagro Sala, una chica de la
calle, pudo construir, sobre la base de su inteligencia, su
incorruptibilidad y su capacidad de liderazgo y organización, una
fuerte estructura social, a la que los gobiernos de Néstor y
Cristina dotaron de recursos, capacidad económica e iniciativa.
Gracias a ello lograron lo que en ninguna otra provincia de
estructura social semejante se había logrado: un sistema de
cooperativas que construyó viviendas, fuentes de trabajo productivo,
educación, salud y esparcimiento, que convirtió las barriadas
humildes, las villas y chabolas de los alrededores de Jujuy en
barrios
ejemplares, arquitectónica y socialmente, que rápidamente
despertaron el odio, el resentimiento y el espíritu de revancha no
solo en los sectores oligárquicos jujeños, sino en el propio
sistema oligárquico nacional. Los métodos de Milagro Sala eran
duros, confrontativos decididos, pero dentro del orden legal y
democrático.
Milagro
Sala y su organización Tupac Amaru recibió del gobierno nacional un
apoyo político y económico sin el cual toda esta tarea hubiera sido
casi imposible. Y esto fue, durante todos estos años, un clavo en la
suela del zapato de un sistema político y social provincial cuya
finalidad era preservar la hegemonía de la minoría blanca o
sedicentemente blanca, sobre la inmensa mayoría mestiza, de rasgos y
apellidos incaicos. Los restos del viejo sistema encomendero, que
terminó con la vida de Martín Miguel de Güemes, convirtieron a
Milagro Sala y la Tupac Amaru en el objetivo, primero de su odio y
después de su revancha.
El
triunfo del encomendero radical Gerardo Morales, merced a los errores
y vacilaciones de un peronismo provincial que veía en la
organización Tupac Amaru una amenaza a privilegios tradicionales y
no un aliado con quien combatir por la transformación de la
provincia ha concluído con el quite de la personería jurídica a la
organización y, por fin, la detención arbitraria y chantajista de
su principal dirigente.
Pero
la medida no tiene un efecto circunscripto a la provincia. Con esto,
el gobierno clasista de Mauricio Macri inicia su etapa abiertamente
represiva. Por primera vez en décadas hay un preso político en la
Argentina. Mientras, para dar un caso, el presidente del Banco
Central, Federico Sturzenegger, procesado por enriquecimiento ilícito
por millones de dólares con el megacanje de de la Rúa, habla sobre
peluches en los nuevos billetes, una de las más decididas dirigentes
sociales de la Argentina, es detenida en su propio domicilio por una
contravención. El país y, sobre todo, el movimiento popular
argentino, el peronismo, vive ya bajo esta amenaza que tiene como
finalidad aplastar a sangre y a fuego, repito porque estos años nos
han hecho olvidar algunos métodos, a sangre y a fuego, cualquier
resistencia extraparlamentaria al saqueo que han comenzado a imponer
sobre nuestra economía y riqueza. Mientras tanto, mantienen cerrado
el parlamento y gobiernan a puro decreto.
Esto,
y no otra cosa, fueron la Revolución Libertadora de 1955 y el Proceso
de Reorganización Nacional de 1976: una dictadura clasista, racista,
liberal y extranjerizante impuesta por los intereses porteños y sus
cómplices provinciales, sobre el país cobrizo, latinoamericano y
nacional.
Y
detrás de esta barbarie se oculta el intento de dividir una vez más
al peronismo, separarlo de sus sectores plebeyos, reducirlo a una
coparticipación del saqueo y convertirlo en una alternativa que no
cuestiona las bases mismas del sometimiento nacional y el privilegio
social. Es posible que a las conducciones locales del peronismo,
Milagro Sala les fuera molesta e inoportuna. Pero si no se
solidarizan activamente con ella, serán ellos los siguientes en la
lista.
Buenos
Aires, 16 de enero de 2016
5 comentarios:
hasta mandaron al impresentable lanata a amedrentar a los vecinos de los barrios hace unos años, espero que a este inmoralito le corra la gota fria lo antes posible
Muy buena nota, Julio.
Realmente. Si no viviste acá en jujuy mandare al silencio. No tenes ni la más remota idea de lo que era vivir acá con esta "trabajadora social". Que fácil es opinar a la distancia. Ni sabes lo que es ser rehén político xq la gente que vos crees que ayudó esta mina en realidad no tiene NADA. Infórmate mejor. Yo lo vi en primera fila
Conozco muy bien la situación jujeña y conozco muy bien el racismo de encomenderos que domina gran parte de los sectores altos y medios de su sociedad. No obstante, cualquiera sea tu opinión sobre Milagro, lo que no podés negar es el hecho de la arbitrariedad de su prisión y el odio revista del sistema judicial jujeño.
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