El
siguiente cuestionario me fue enviado por el compañero Juan María
Cafasso, de Ushuaia. Corresponde al Proyecto General de Investigación
acerca de Malvinas e Integración Regional, convocado a principio de
2015 por la Secretaría de Asuntos relativos a las Islas Malvinas y
la Subsecretaría de Asuntos Universitarios. Como nos acercamos a la
recordación del 2 de abril de 1982, aprovecho para hacerlo conocer
como un aporte militante a la Causa de Malvinas.
1.-)
¿Considera Ud. que Argentina sola está en condiciones de resolver
la Cuestión Malvinas, especialmente en relación al reclamo de
soberanía?
Respuesta:
No. Y nunca lo estuvo. La Guerra por la recuperación de las Islas,
en 1982, contó con el apoyo político y hasta militar de varios
países de América Latina, empezando por Perú, Venezuela y Panamá.
La Guerra despertó el más importante movimiento de solidaridad en
nuestro continente, en medio de la noche de las dictaduras cívico
militares, que expresaban el interés de nuestras oligrquías y el
imperialismo norteamericano. Los pueblos del continente entendieron
rápidamente que en ese combate se estaba jugando una recomposición
de la escena mundial y un posible cambio en la relación de fuerzas
entre la soberanía e independencia latinoamericanas y el
imperialismo. La causa de Malvinas es una causa latinoamericana, por
los intereses en pugna, por la nueva configuración de la política
internacional basada en grandes bloques continentales y por su
eficacia política, económica, estratégica y, eventualmente,
militar.
2.-)
¿Considera Ud. que Argentina podría explorar y eventualmente
proponer a los países de Sudamérica compartir soberanía sobre
Malvinas, dicho de otra manera, "Sudamericanizar Malvinas"?
Respuesta:
Estimo que el único camino posible para lograr doblar el brazo del
colonialismo inglés es, como Ud. define “Suramericanizar
Malvinas”. Ello no necesariamente implica compartir soberanía,
sino compartir beneficios, esfuerzos militares para su defensa,
explotación de recursos, proyección común sobre el continente
antártico, etc. La experiencia de estos primeros quince años del
siglo XXI indican que el reclamo de Malvinas se ha hecho carne en los
pueblos latinoamericanos -y digo latinoamericanos incluyendo a
México, América Central y el Caribe-, así como en buena parte del
mundo periférico -para usar una terminología grata al Papa
Francisco-. Los gestos de gobiernos como el de Chile, en el pasado
más reciente, negando puerto a buques con la falsa bandera de las
Falklands, así como el de Uruguay y Brasil, son prueba contundente
de que en el terreno diplomático y político, nuestra fuerza es
-además de los argumentos históricos reconocidos por las Naciones
Unidas- la unidad latinoamericana al respecto.
3.-)
En caso afirmativo a la pregunta anterior ¿estima que esta propuesta
sería inconstitucional en virtud de la Disposición Transitoria
Primera de la C.N.?
Dicha
cláusula dice textualmente: "La
recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la
soberanía constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del
pueblo argentino".
Respuesta:
Entiendo
que no. Que los constitucionalistas se aboquen a interpretar esta
norma de la manera que mejor favorezca a los intereses argentinos y
de la región. Esa declaración constitucional no está para impedir
las políticas necesarias a la recuperación de las islas, sino para
grabar con letras de oro el deber irrenunciable de arrancárselas a
los usurpadores colonialistas y reintegrarlas a la gran heredad
continental.
4.-)
En caso afirmativo a la pregunta anterior ¿considera viable y
positivo compartir con Sudamérica, ya no soberanía pero sí
eventualmente coadministración, cooperación económica, técnica,
en defensa, recursos naturales, etc.?
Respuesta:
Como
he dicho anteriormente, entiendo que ese es el camino necesario. No
entremos en bizantinismos jurídicos. Cualquier solución que
implique la recuperación de las islas es mejor que la usurpación
inglesa. Incluso, desde el punto de vista militar, ese gigantesco
portaviones que son las islas y que cierra el acceso al Atlántico
Sur y la Antártida, debe ser un bastión militar sudamericano con la
participación de las Fuerzas Armadas de todo el subcontinente.
Incluso estimo que la Argentina debería hacer participar a los demás
países de la región en la actividad científica en la Antártida. Y
no quiero pecar de optimista, pero pienso seriamente que en un
futuro, Argentina y Chile deberían unificar su reclamo, con lo que
el sector antártico sudamericano sería uno solo. No es tiempo de
pequeños estados nacionales. Es la era de los Estados Continentales.
5.-)
¿Podría aportar alguna idea acerca de cuáles podrían ser las
primeras medidas de orden internacional para iniciar el proceso de
"sudamericanizar Malvinas"?
Respuesta:
En primer lugar y ante todo debería ser expulsada de nuestra
cancillería la actual ministra Susana Malcorra, súbdita española y
esposa de un agente del M16. Con esta canciller y este gobierno, el
de Mauricio Macri, es imposible pensar, no ya en sudamericanizar
Malvinas, sino en Malvinas como reclamo de soberanía. Una vez
instalados en el gobierno y la cancillería los intereses nacionales,
habría que ir llamando a conferencias de cancilleres de la región,
a negociaciones con las distintas cancillerías, a conversaciones
bilaterales con Brasil, con Chile, con Venezuela, con México, etc.
Sería interesante sumar a la causa de Malvinas algunas otras causas
irredentas de la región como Puerto Rico, de manera que la
descolonización de los territorios latinoamericanos se convierta en
uno de los ejes de reagrupamiento y creación de una política
internacional común. A partir de ello, deberán generarse las
instancias regionales -UNASUR, CELAC, OEA- e internacionales para
presionar sobre el Reino Unido y los EE.UU. La presencia inglesa en
el Atlántico Sur debe convertirse en inalcanzablemente onerosa al
usurpador, así como cualquier intento de explotación de las
riquezas de las islas y adyacencias. La situación mundial lo permite
y alienta. Quebrado el unilateralismo que sucedió a la caída de la
Unión Soviética, China, Rusia, la India son hoy jugadores de
primera magnitud en la política internacional. EE.UU se repliega en
un neoaislacionismo, mientras el Reino Unido se separa de la Unión
Europea. La OTAN se está convirtiendo en un trasto viejo del siglo
pasado y nuestra cancillería, el gobierno de Cambiemos, la Unión
Cívica Radical, el Socialismo y sus socios actúan como si aún
gobernase Bill Clinton o Bush. Lamentablemente, tampoco pareciera que
a la dirigencia del movimiento popular argentino, el peronismo, le
desvelase la cuestión. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner
llevó adelante una muy buena campaña diplomática en los foros
internacionales y defendió con claridad nuestro reclamo. Pero una
incorrecta interpretación de nuestra Gesta de Malvinas en 1982,
impregnada de un falso humanitarismo progresista, le quitó
contundencia. Nadie está dispuesto a ayudar a alguien que no esté
dispuesto a defenderse por sus propios medios.
6.-)
¿Le parece que para lograr dicha empresa bastará con la decisión
de las diferentes dirigencias de los países sudamericanos o también
será indispensable el apoyo y convicción de sus pueblos?
Respuesta:
Creo
que lo que sobra es apoyo y convicción en nuestros pueblos y falta
claridad y firmeza en nuestras dirigencias. Malvinas es una causa
política, diplomática, económica y militar suramericana. Insisto
con lo de militar. Es hora de terminar de una vez por todas con las
cláusulas secretas del Tratado de Madrid, volver a reequipar
nuestras Fuerzas Armadas y plantear la única hipótesis seria de
conflicto que tiene nuestro país, y por ende la región: la
presencia militar de la OTAN en nuestro territorio. Mucho se habla de
las posibles bases norteamericanas que se han instalado o pueden
instalarse en nuestro territorio suramericano. Pero la discusión
pública e institucional sobre la existencia de una base británica,
posiblemente o potencialmente nuclear, en nuestro territorio está
cerrada con siete sellos
7.-)
¿Considera Ud. que en caso de consumar el propósito de
"sudamericanizar Malvinas" ello podría ayudar a avanzar en
otros aspectos de la integración? ¿En cuáles ?
Respuesta:
Obviamente.
Parto de la convicción de que la integración continental es el
principal y más trascendente objetivo político que tiene esta
generación de argentinos. Como he dicho más arriba, juntamente con
Malvinas es posible abrir a las negociaciones la presencia antártica,
la creación de un comando unificado regional de nuestras FF.AA. y la
cooperación en sectores claves como la industria petrolera y
gasífera, la producción de equipamiento militar, de aviones y
tanques, la coordinación de compras de armas a nivel regional, etc.
Es posible, a partir de esta “suramericanización”, pensar una
política internacional continental, que exprese los intereses del
conjunto de pueblos y estado que componen la región. Coordinar
nuestra presencia institucional en los organismos internacionales,
elaborar una doctrina estratégica para la región, unificar, y hacer
participar al conjunto,en los esfuerzos científicos en el Atlántico
Sur. Las posibilidades que abre una decisión de esta magnitud y
osadía son infinitas.
8.-)
¿Qué opinión le merece la potencial participación de la República
de Chile en este proceso? ¿Cree que la misma resultaría neutral,
debilitaría o fortalecería el reclamo regional por Malvinas? ¿Por
qué?
Respuesta:
Me
he referido tangencialmente más arriba a esta cuestión. Estoy
convencido que es necesaria, util y decisiva la participación de
Chile en el proceso de “suramericanización de Malvinas”.
Obviamente, el tema tiene sus aristas, principalmente en la
tradicional política probritánica de la dirigencia chilena de todos
los sectores políticos. Alberto Methol Ferré nos enseñaba que
Chile, por sus particulares característica geográficas, es una isla
y que los de tierra firme tenemos que tener paciencia y alentar a que
los isleños se acerquen al continente. El conjunto de los países
suramericanos deben contribuir a disolver la idea de país sitiado
que ha caracterizado a la conducción estratégica chilena durante
los últimos 150 años. Todas las instancias políticas deben actuar
para solucionar los conflictos que Chile mantiene con Bolivia y Perú,
como resultado de la Guerra del Pacífico, y generar un diálogo
activo y permanente que asegure a Chile la conveniencia de sumarse a
los esfuerzos de la integración. No es tarea de un día ni de un
gobierno. Es una política a largo plazo, en la que Chile y los
chilenos deben encontrar los beneficios de formar parte de la Nación
Latinoamericana a construir.
Quiero
agregar, por otra parte, que la presencia de un argentino de
profundas convicciones latinoamericanistas en la silla de Pedro, es
un regalo que toda política soberana e inteligente debe tener
particularmente en cuenta. Francisco le dedicó escasos y desabridos
quince minutos a su entrevista con la reina Isabel II, mientras ha
departido por horas con la dirigencia latinoamericana. Visitó
Bolivia y Paraguay y se salteó Chile. EE.UU y el Reino Unido saben
que también para el titular del Estado Pontificio las Islas Malvinas
son argentinas, como se lo enseñaron en la escuela primaria.
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