Estoy leyendo un libro impreso en Brasil. A Elite do Atraso se llama y tiene el subtítulo De la Esclavitud a Bolsonaro. Su autor es un académico, abogado, sociólogo y psicólogo, nacido en Natal, en el nordeste brasileño, Jessé Souza. Y que llegó a mis manos gracias a mi amigo Raphael Hellid, quien me lo envió gentilmente.
Desde hace años se me ha hecho casi una obligación intentar conocer todo lo posible sobre el Brasil. Creo que es lo que corresponde, tanto desde un punto de vista político como simplemente intelectual. Si he criticado que conozcamos más ampliamente a Bismarck que al Barón do Río Branco o que Pierre Bourdieu sea más citado que Darcy Ribeiro, es un deber intentar escudriñar y conocer cómo es esa sociedad -parecida en muchas cosas a la nuestra y diferente también en muchas cosas- y cuál ha sido la génesis que la produjo y le dio forma.
Y, a poco de comenzar con su lectura me he llevado una agradable sorpresa. El intento que realiza Jessé Souza -un erudito académico graduado en la Universidad de Heidelberg, en Alemania-, es muy similar en sus objetivos a la que realizara Arturo Jauretche en su El Medio Pelo en la Sociedad Argentina. Y muchas de las cosas que don Arturo decía en su idioma llano y su prosa oral, Jessé Souza las dice con ropaje universitario, pero con el mismo filo y la misma agudeza que aquel.
El trabajo de Souza parte de una certera crítica a los tres pilares del pensamiento sociológico brasileño: Gilberto Freyre, y sus dos libros principales Casa Grande e Senzala y, menos conocido por el público argentino, Sobrados e Mucambos; Sergio Buarque de Holanda y su Raíces do Brasil; Florestán Fernándes, autor de una profusa obra sociológica vinculada a la integración de los afrobrasileños. Los dos últimos han sido fundadores del Partido de los Trabajadores, con el que Jessé Souza también simpatiza.
Y, también, como Jauretche, las críticas de Souza se dirigen a la derecha y la izquierda de las tradiciones política e intelectuales del Brasil. Sobre dos puntos construye su crítica: la idea que en Brasil es conocida como “patrimonialismo” que sostiene una presunta herencia portuguesa que ha determinado una corrupción orgánica, estructural e intrínseca en los brasileños al hacerse cargo del Estado. Y por la otra al “populismo” definido simplemente como demagogia populachera que se basa en la incapacidad para votar de los sectores más explotados y sumergidos de la sociedad brasileña.
Sobre el “patrimonialismo” dice Souza: “El patrimonialismo apunta el dedo acusador apenas a las élites aparentes, ligadas al Estado, pero que en el fondo solo hacen el trabajo sucio de la verdadera elite del dinero, que manda en el mercado y permanece invisible”.
Sobre el “populismo” dice nuestro autor: “El populismo a su vez, se disfraza de lectura crítica de la manipulación de las masas, aparentemente en favor de una organización conciente de ellas, por ellas mismas, asumiendo el control del propio destino. El gran fraude aquí es esconder lo principal: que las masas luchan con las armas de los más frágiles, teniendo toda la organización institutcionalizada de la violencia simbólica y de la violencia física del Estado y del mercado contra ella. Esa es la fragilidad de sus líderes carismáticos también. Ellos tienen que caminar en la cuerda floja de los intereses contradictorios y de los inúmeros compromisos, ya que las asas pueden soñar apenas con una porción menor de la torta”.
Detrás de toda la medulosa crítica y la evolución sufrida por la clase media de su país, Souza nos deja ver siempre, como una sombra ominosa, el peso que la esclavitud -una de las más largas del continente- tuvo en la formación tanto de sus clases dominantes, esa Elite del Atraso, que desde el título del libro se convierte en el objeto de su condena, como de la clase media. El moralismo de la derecha y la izquierda, el surgimiento de las clases medias con la aparición del estado portugués trasladado al Brasil y el proceso de urbanización y desaparición del viejo patriarcalismo despótico y “sado-masoquista”, como lo define Souza, y su reemplazo por un liberalismo que aparece como “una reacción al Estado naciente y a su necesidad de imponer la ley para proteger a los más frágiles del simple abuso del poder, bajo la forma de la fuerza o el dinero”, son los tópicos centrales del libro.
Recuerden, si viajan a Brasil, cuando todo esto pase, compren el libro de Jessé Souza. Vale la pena y se lee fácilmente. El portugués es, al fin y al cabo, una especie de castellano un poco arcaico.
Buenos Aires, 21 de junio 2021.
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