11 de diciembre de 2022

La Victoria Alada


Esta obra de arte fue tomada en la esquina de Rodríguez y Pinto, la del antiguo Banco Comercial, en Tandil. Es el centro comercial de la ciudad, una esquina en diagonal con la Plaza Independencia, a media cuadra del Club Hípico, por Pinto, y de la vieja confitería Rex y el Cine Cervantes, por Rodríguez.



Nací en Tandil, viví allí hasta los 18 años y si es cierto que "la infancia es la verdadera patria del hombre", como afirmó Rilke, esa esquina constituye un punto nodal de mi infancia. Aquella patria infantil era una sociedad muy conservadora, con diez familias propietarias de campos y negocios, y con una clase trabajadora que fue creciendo durante los años 50 y 60 y parte de los 70, hasta el mazazo brutal del 76. Ni la Universidad del Centro con todo su desarrollo y presencia pudo modificar la naturaleza conservadora y reaccionaria de la sociedad tandilense. La destrucción de su base industrial fortaleció el peso del sector agrario y financiero y la explotación rentística de su paisaje hizo el resto: una ciudad gobernada desde hace décadas por un anciano radical cuyo apellido condensa su gobierno: Lunghi, largo. Negociando con el gobierno provincial y con la base electoral, Lunghi logró sobrevivir estos largos años.

 Y el peronismo, al perder su base proletaria no ha encontrado la fuerza suficiente para derrotar el poderoso bloque de propietarios ausentistas, millonarios trasplantados y rentistas en busca de tranquilidad. Como lo expresó Rimbaud, al hablar de su pueblito natal:

A la plaza tallada en céspedes mezquinos
donde todo es correcto, los árboles y las flores,
los burgueses asmáticos que el calor estrangula,
los jueves por la tarde, llevan sus cotilleos


Pero esta foto, esta extraordinaria instantánea, rompe la paz provinciana, la tranquilidad sepulcral del paraíso geriátrico en que se ha convertido Tandil.


Ese cielo anuncia borrascas, esa bandera anuncia rebeliones, esos jóvenes alzados, en toda la polisemia de la idea, anuncian, desean, imponen un futuro iluminado por esa bandera desplegada en alas sobre el Banco Comercial. Una Argentina simbólicamente triunfante, esperanzada y joven.

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