31 de julio de 2025

Se rompió el frente del 2023

Ayer, en un breve posteo en las redes, escribí:

“La escisión de Schiaretti, Pullaro, Llaryora, Frigerio y Torres es la señal de que el frente oligárquico del balotaje 2023 ha comenzado a romperse. El sector conservador del interior se abre. El gobierno se convierte en un gobierno exclusivamente porteño y expresión directa del capital financiero. Ha vuelto Mitre al siglo XXI”.

Como hubo varios comentarios que invitaban a un intercambio, voy a ampliar y contestar algunos interrogantes.

Este lamentable gobierno presidido por un marginal de confusas ideas religiosas y económicas, con la asistencia técnica y terapéutica de su hermana mayor, es el resultado de un frente político y social implícito en el balotaje del 2023. El conjunto de las clases dominantes tradicionales de la Argentina semicolonial encontraron en la candidatura de Milei la posibilidad de asumir el poder político del país, derrotando al candidato del frente que, pese a sus vacilaciones y debilidades, expresaba al movimiento nacional.

Ese frente antinacional expresaba a la gran burguesía transnacional –identificada en la figura de Paolo Rocca–, a los exportadores, al capital financiero nacional y extranjero, a la gran burguesía inmobiliaria y a los dueños de los grandes medios, concentrado básicamente en la ciudad de Buenos Aires. También a las clases dominantes en las provincias, vinculadas a la producción agraria y extractiva, la burguesía comercial provinciana, los grandes propietarios y los sectores medios dependientes de aquellos, sectores que, de existir, votarían por un partido conservador. Todo este complejo de sectores sociales se había expresado en las fórmulas del macrismo a nivel nacional y en distintas expresiones políticas provinciales, que van desde el radicalismo hasta candidatos de anterior vinculación con el peronismo.

Obviamente que esta enumeración no pretende afirmar que sólo quienes forman parte de esos sectores votaron al mileísmo. Sin un indefinido y extendido voto en las clases populares, no hubiera sido posible su victoria en el balotaje. Pero, pese a ese voto, LLA no expresa, no representa objetivamente esos intereses, como, a poco de andar, se hizo evidente. Por qué esos sectores populares votaron semejante candidato y semejante programa es un tema de suma importancia, pero ajeno al de estas reflexiones. La paulatina desindustrialización de la Argentina y el proceso de desindicalización y marginalidad de las capas populares es parte de la respuesta.

Durante el período que va desde el 10 de diciembre de 2023 a junio de 2025, ese bloque político y social apoyo irrestrictamente, en el Congreso, todas las medidas propuestas por el Ejecutivo, en especial las leyes que dieron al presidente la suma del poder público. No le importó a esas conducciones políticas, sobre todo de las provincias, que el estado nacional desfinanciara por completo, tanto la obra pública, como las arcas provinciales, al no liquidar la coparticipación federal. La caída brutal de la actividad productiva y comercial fue, durante este período, atemperada por los beneficios de la puesta en marcha de la conocida bicicleta financiera, ahora rebautizada como “carry trade”. El dólar barato mantuvo, durante el período, un espejismo de solvencia, de viajes al exterior y “deme dos”. Claudio Scaletta lo ha escrito con mayor precisión:

“El razonamiento de las elites locales es lineal: Estado igual impuestos. En consecuencia, menos Estado es menos impuestos. Quizá a la porción más ilustrada de las elites económicas les repugnen Milei, su estilo y su troupe, pero todos coinciden, satisfechos, orondos y sin privaciones, que el shock anti Estado era un 'reseteo necesario', algo que debía hacerse. A la vez, la teoría de Milei como el mal necesario va de la mano de la ilusión del advenimiento futuro de una derecha más civilizada, que incluso hasta podría ser encarnada por un peronismo 'domado' que asuma las premisas del supuesto nuevo consenso fiscalista”1.

Desde hace un mes o mes y medio el espejismo ha comenzado a manifestar su carácter engañoso. Las elecciones de entretiempo se están realizando en un creciente clima de inestabilidad monetaria y de debacle económica. Cierres y suspensiones en grandes empresas, retiro del país de empresas extranjeras, ineficacia absoluta de la ley RIGI que volcaría sobre la economía ingentes inversiones extranjeras, desocupación creciente y paulatino aumento del dólar, pese al sostén político del FMI son los síntomas de un diagnóstico que los argentinos conocen: “esto se esta yendo a la mierda”.

Todo esto ha tenido un efecto delicuescente en el bloque del balotaje del 2023. Y comienzan a flamear las rojas banderas del federalismo. Alguna vez Jorge Enea Spilimbergo me dijo que después de la derrota de José Gervasio Artigas, el federalismo no volvió a tener un proyecto de país y se convirtió en meramente defensivo de sus autonomías provinciales, ante el saqueo porteño. El hecho es que, finalmente, no fue estrictamente un caudillo federal quien logró la federalización del puerto y la ciudad de Buenos Aires, una victoria estratégica del viejo federalismo provinciano, sino un general a cargo de un ejército nacional.


El federalismo argentino, desde 1983, se ha vuelto cada vez más parecido a aquel movimiento puramente defensivo y sin proyecto nacional. El revoleo de ponchos colorados que hacen los gobernadores de Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Santa Cruz, Chubut y Jujuy no es otra cosa que el prudente abandono de las burguesías provinciales del frente del 2023. Ven que la ilusión anarquista capitalista y su “croupier” Caputo ha comenzado a desvanecerse y se alejan electoralmente del abrazo del oso mileísta. Esto, más los esfuerzos por incorporar al PRO en la alianza electoral porteña, convierte a Milei y su gobierno en un ejemplo vivo de lo que fue el mitrismo en el siglo XIX: una dictadura porteña.

Saben además, porque ninguno de ellos es zonzo, que una rápida pérdida de poder del monigote programado en el hotel Libertador, requiere de instancias institucionales capaces de abarajar el trapecio que, eventualmente, puede quedar vacío en medio de su pirueta.
Esto es lo que quise decir, con más síntesis, en aquel posteo.

Buenos Aires, 31 de julio de 2023

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