Mitre vuelve a cargar sobre Solano López
Entre 1973 y 1974 fui corresponsable de
la edición de Izquierda Popular, el periódico quincenal del Frente
de Izquierda Popular (FIP). En su momento culminante, después del
triunfo del general Perón, el periódico tuvo una venta militante que
llegó en algunos períodos a los 50.000 ejemplares. El blog Ruinas
Digitales ha subido a su sitio una colección casi completa (sólo
faltan dos números) de aquel periódico. De ese blog hemos extraído
el siguiente artículo de nuestra autoría que, como se verá, sigue
manteniendo una notable actualidad. Por otro lado, el lector podrá
observar que lo que pensábamos entonces no es muy distinto a lo que
sostenemos hoy, treinta ocho años después. Como La Nación, tampoco
nosotros cambiamos
La Nación, el empacado órgano que sirve de guardaespaldas a la familia Mitre, está muy molesto con el gobierno popular. A pesar de sus sutiles maniobras envolventes, el paquidermo no puede ocultar su desagrado por medidas que reflejan el avance -acaso moderado, pero real- del movimiento nacional en distintos campos: la reforma impositiva le parece “fiscalista”, el gravamen a la renta potencial de la tierra “expropiatorio”, la politica universitaria, “caótica”.
Pero sus diferencias no} se limitan a
cuestiones “trascendentales”; la olígarquía siempre ha sido
cuidadosa de sus símbolos ideológicos, ha utilizado la
superestructura cultural como arma de dominio. Por eso, el editorial
de la “Tribuna de Doctrina”' del jueves 17 de enero se dedica a
protestar enérgicamente por el cambio de nombre de una calle, la que
antes se llamaba Manuel García y ahora se llama Mariscal Francisco
Solano López.
Pocas veces una medida de tal materia
ha sido tan justa. Baste recordar que García fue el cipayo
pro-inglés que hizo la política de Rivadavia, firmó la paz con el
Brasil que convertía en derrota la victoria militar y suscribió el
tratado que hacfa realidad la política británica de Canning,
“independizando” a la Banda Oriental e inventando al Uruguay como
“estado tapón”, junto al imbécil aforismo de que “la
victoria no da derechos”.
En cuanto a Solano López, él fue el
heroico conductor del pueblo paraguayo en una guerra de exterminio
que llevaron contra él los esclavistas brasileros, los cipayos
uruguayos y la oligarquía porteña bajo la batuta de Bartolomé
Mitre. Tras esa triple alianza, también se movía la diplomacia
inglesa, que fue en definitiva la única triunfante.
Junto a López estuvieron entonces
caudillos como Felipe Varela y López Jordán; intelectuales
combatientes como José Hernández, Olegario Andrade, Carlos Guido y
Spano, Rafael Hernández, Lorenzo Palacios y hasta el propio Alberdi,
el extraviado unitario de los años mozos. Todo el pueblo criollo se
alzó contra esa guerra injusta que culminó en un genocidio. La
patria por la que ese pueblo luchaba no era la que imaginaban los
estrechos intereses de la burguesía comercial porteña, sino la
patria grande.
La Nación, claro está, defiende sus
posiciones. Para ella hay “un nombre extranjero en el corazón de
Buenos Aires”, y no es el de Canning, por ejemplo sino el de López.
Aunque éste habría actuado en su momento “desde sus respetables
puntos de vista también nacionales” (la negrita es nuestra) .
Pues bien, nosotros afirmamos que el
punto de vista de López era el punto de vista nacional. El de Mitre,
el de la antipatria. No existe una “nación Argentina” en ese
momento, sino un movimiento popular que aspira a una unidad
federativa que vaya más allá de los intereses de la oligarquía del
puerto de Buenos Aires. Esa bandera, la que enarbolaba Varela, la de
la Unidad Americana, aún hoy está vigente. Avanza con los triunfos
del movimiento antiimperialista de nuestro continente y el Frente de
Izquierda Popular la ha tomado del fondo de nuestra historia común,
de sus victorias y de sus derrotas. Nuestra nación, no es La
Nación.
Izquierda Popular, Año 2, N°
29, Primera Quincena de Febrero de 1974.
2 comentarios:
Julio: en una de las vueltas de la vida perdí Revolución y Contrarevolución de A Ramos, que si no recuerdo mal editó Plous Ultra en 3 tomos. Lo he buscado inútilmente porque no volvió a editarse. Sabés de algún lugar perdido donde se encuentre?
Saludos
JD
Y lo peor es que se ha vuelto a llamar Manuel GARCÍA.
Habría que pedirle a los cipayos de la ciudad que restituyan el nombre del Mariscal paraguayo.
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