Todas las comparaciones históricas son tan solo un intento de explicación.
Dicho esto, la gran crítica de Trotsky al stalinismo alemán en 1930 fue no haber hecho un frente con la socialdemocracia y permitir, con su izquierdismo, el triunfo del loquito austríaco.
En 1931, León Trotsky publicó un folleto titulado “Por un frente único obrero contra el fascismo”. En él, Trotsky critica duramente la política del Partido Comunista Alemán (KPD), que se negó a hacer un frente único con la socialdemocracia alemana (SPD) para impedir el ascenso del fascismo. (1)
Trotsky argumenta que la política del KPD era una “política ultraizquierdista”, que conducía a la división de la clase obrera y al fortalecimiento del fascismo. El KPD, según Trotsky, estaba obsesionado con la idea de que la SPD era un partido socialfascista, es decir, un partido que colaboraba con el capitalismo. Esta idea, según Trotsky, era errónea y peligrosa.
Si el KPD hubiera hecho un frente único con la SPD, habría sido posible unir a la clase obrera alemana y derrotar al fascismo. Sin embargo, la política del KPD condujo a la victoria de Hitler en las elecciones de 1933.
Salvemos las distancias, como quien dice. Milei no es exactamente Hitler, básicamente porque Argentina no es la Alemania de 1930 y porque estamos en 2023. Por lo tanto “nada es como era entonces”, parafraseando a Olegario V. Andrade.
No obstante, estamos en presencia de un candidato capaz de imponer sobre el conjunto de la sociedad argentina condiciones similares a las que Hitler impuso en la sociedad alemana de entonces. Y tenemos un movimiento o un frente electoral que aglutina, de una u otra manera, al conjunto de las clases y sectores sociales oprimidos por la alianza entre la oligarquía agroexportadora, el capital financiero y el imperialismo, y que está en condiciones de derrotar el intento político despótico y extremista de esta alianza. Todo intento de mantener una supuesta independencia de clase -basada, por otra parte, en datos puramente ideológicos y no de representación social- colabora objetivamente, más allá de las buenas intenciones y declaraciones, con la derrota de la clase trabajadora y de los sectores sociales aliados a ella, es decir a la derrota del frente nacional antiimperialista.
No apoyar, aun “in extremis mortis”, a este frente es una traición, a la par que un suicidio político.
(1)https://www.marxists.org/espanol/trotsky/1931/diciembre/08.htm
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