Desde México hasta Buenos Aires, ¡esta tierra ha parido gigantes y gigantas en estos siglos!
Comenzando por los gigantes que fueron los pueblos aborígenes que resistieron, aquí, la invasión europea, el genocidio, y el atropello, uno de los más grandes que puedan registrar los anales de la Historia.
Este Valle de Caracas que les da la bienvenida, el Valle de Guaicaipuro, los indios caribes, Ana Carina Rote... todavía se oye retumbando entre estas montañas, entre ese mar Caribe, entre estos valles !
¡Gigantes! ¡Gigantas! ¡Qué viven en nosotros hoy! Y que no están en verdad a nuestra espalda.
¡No! Están más bien delante de nosotros ! Retándonos en el tremendo desafío que se nos abre! En el tremendo desafío que nos abre la Historia de hoy y en la que estamos construyendo de hoy para mañana y para pasado mañana.
Bolívar fue uno de esos gigantes.
Casi todas las citas que yo tenía aquí, las trajo Calderón. Es muy bolivariano el Presidente Calderón. Allá en Cancún también.
Estábamos leyendo ayer con Cristina, que visitó el Palacio. Y luego vino Dilma, y estuvimos horas y horas. ¡Con estas dos gigantas! ¡Ellas son gigantas! (aplausos)
Estuvimos en reuniones bilaterales, continuando con el fortalecimiento, la integración económica, política, con Argentina, con Brasil, en estos casos específicos.
Estábamos leyendo un libro de Jorge Abelardo Ramos, libro que me llamó la atención, porque se llama Historia de la Nación Latinoamericana. Y allí buscando, y rebuscando en esas páginas de ese gran líder político, revolucionario argentino, escritor, ideólogo. Fue marxista y fue peronista. ¡Sí! Desarrolló la cuestión nacional... Perón-Perón, aquella fórmula. Ayer me estaban explicando.
Pero él narra, en alguna de esas páginas, el fervor que se desató en las calles de Buenos Aires, cuando se supo en enero de 1825, la victoria de Ayacucho, que como sabemos ocurrió, allá, en la pampa de la Quinua, el 9 de diciembre del año anterior, diciembre del 24.
Y cita Ramos testigos de la época, que dejaron escritas, como el gran intelectual que fue Alberdi o un General que era Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, que escribe, después, mucho después, escribe que tuvo él que lanzar un decreto para poner orden en aquel delirio. ¡En aquel delirio en honor a Bolivar, a Sucre! ¡Un Gigante, pues! Delirio que duró un mes de procesiones con antorchas por las calles de Buenos Aires en honor a Bolivar.
Gigantes que terminaron como sabemos que terminaron su vida física.
Y de allí, Rafael, este libro! Pero solo para hacer referencia a esta frase, de una de las últimas cartas que Bolívar escribió. Muy poco antes de morir allá en Santa Marta. Una carta dirigida a Rafael Urdaneta, desde Cartagena, el 25 de setiembre de 1830. Bolívar renunció (en Bogotá) y se fue. Y le pedían que volviera. Les mandaban mensajes, le mandaban documentos firmados por no sé cuántas gentes, que volviera a retomar el poder. A salvar la patria.
Y él se negaba. Y explicaba a algunos, por escrito, incluso, por qué.
¡Fíjense esto! Dice Bolivar: “si no hubiera más que un sacrificio que hacer y que éste fuera el de mi vida, o el de mi felicidad, o el de mi honor, créame Ud. que no titubearía, pero estoy convenciddo que este sacrificio sería inútil, porque nada puede un pobre hombre contra un mundo entero, y porque soy incapaz de hacer la felicidad de mi país, me niego a mandarlo”.
Y hay más aún, termina diciendo, hay más aún, “los tiranos de mi país me la han quitado. ¡Ya no tengo Patria! Y yo estoy proscrito”.
Así, ¡yo no tengo Patria a quien hacer el sacrificio!
Bolivar murió sin Patria.
Por esos mismos días, un poquito antes, estaban fusilando en Buenos Aires a Manuel Dorrego. Un gran revolucionario y bolivariano amigo de Bolívar.
Y un poco antes habían asesinado de manera vil y cobarde, en la selva de Berruecos, al Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre. ¡Cuando apenas tenía 35 años de edad!
¡Así terminaron aquellos gigantes !
Y San Martín, terminó lejos de la patria. Y O´Higgins igual. Y Artigas.
Y luego, los enanos, como diría un gran poeta chileno, que aquí vivió muchos años, Mafud Masiss. en un poema gigante, dedicado a Bolívar, dice:
“Enanos de largas trenzas se adueñaron de nuestros países y los picaron en pedazos”
Hoy, dos de diciembre, además, ¡qué coincidencia! Es bueno recordar que un día como hoy, en su mensaje al Congreso de los Estados Unidos, el Presidente de entonces, era 1823, James Monroe, lanzó la tesis, America for the americans. Ya Jefferson había dicho un poquito antes, que el destino de los Estados Unidos sería tragarse, una por una, las antiguas colonias españolas.
Así nació Estados Unidos. Es su naturaleza. Ojalá cambie algún día.
Nosotros queremos que cambie. Y que en ese gran territorio, florezca de verdad la Democracia,
el respeto a la soberanía de los pueblos, la tendencia a la paz, a la dignidad. La autodeterminación de los pueblos. (aplausos)
¡Que es lo que queremos, y es lo que pedimos!
Respeto, más nada, respeto.
Igualdad, libertad verdadera.
Grabado y transcripto por Mónica Chalbaud de Caracas, a quien agradecemos siempre su constancia y labor.
2 comentarios:
Tuve la suerte de verlo en directo a través de la transmisión en vivo de TELESUR; otro gran logro de este excepcional momento de nuestra querida PATRIA GRANDE.
Abrazo Compañero Julio.
Que increíble... pensar que Abelardo nos dijo a los jóvenes en el Hotel Ramas de Río Ceballos (1981 si mal no recuerdo)que un momento así llegaría, pero que nosotros no lo veríamos. Al parecer la propia historia conspira para que los procesos se adelanten.
Un fraternal abrazo!!!
Luis S. Gómez
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